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EDITORIAL
Repercusión de la suspensión del carnaval en Azuero
El Gobierno Nacional aparentemente no consideró las repercusiones ni la reacción en cadena que ha provocado la suspensión del carnaval en la Península de Azuero. La medida, aunque responsable, representa una artera puñalada a la economía de las provincias de Herrera y Los Santos, ya de por si golpeadas por el desempleo y las limitaciones que se dan en esas áreas. ¿Hasta cuándo durará esta cuarentena? ¿Se extenderá hasta Semana Santa, la Feria Internacional de Azuero y a la aglomeración que se producirá en los estadios de béisbol Chitré y Las Tablas pues las provincias de Herrera y Los Santos están clasificadas para este torneo? ¿Cómo podrán controlar los transportes de carga hacia Azuero y viceversa y el riesgo del rechazo de mercancía comestible de esas provincias? La suspensión del carnaval en Las Tablas tiene también otras repercusiones negativas por las inversiones de los dueños de fondos que han comprado con anticipación gallinas, ñame, arroz, maíz, papas, puerco y carne: los músicos incluyendo las murgas que se han contratado; los diseñadores de carros alegóricos, los modistos del vestuario de las reinas y damas, los propietarios de sitios de expendios de licores; los que han alquilado casas para turistas y visitantes, carros cisternas y comprado fuegos de artificio, todo esto forma parte de las inversiones que no se recuperarán y que dejan con grandes deudas a las tunas de Calle Arriba y Calle Abajo. El pueblo tableño reclama con justicia una indemnización y el gobierno debe atender esas peticiones, para paliar un tanto los efectos de la medida de salud pública.
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