MENSAJE
Típica violencia familiar
- Hermano Pablo,
- Costa Mesa, California
Fue una llamada urgente a
la policía a la medianoche. "Vengan a mi casa -decía
una voz de mujer-, o voy a matar a golpes a mi marido". La policía
fue a investigar.
Cada noche hay lo que las autoridades denominan &laqno;llamadas familiares».
La policía las clasifica como "típica violencia familiar."
Llegaron a la casa. Ester Olmedo, de 45 años de edad, había
hecho la llamada. Los dos policías le aconsejaron que esa noche durmiera
con los vecinos de al lado. Pero a las tres de la mañana fueron los
vecinos quienes llamaron. "¡Vengan pronto, la mujer ha matado
a golpes a su marido!" La "típica violencia familiar"
había cobrado otra víctima.
La policía de todas las ciudades grandes tiene que investigar,
cada día, cientos de casos de violencia familiar. A veces es el marido
quien golpea brutalmente a su mujer. A veces las pobres víctimas
son los hijos. A veces, como en este caso, hay hechos de sangre.
¿Qué tiene de típica la tal llamada "típica
violencia familiar"? La respuesta es triste pero cierta. Es "típica"
porque es igual en una infinidad de casos. Son tan abundantes las situaciones
de violencia familiar, y se dan, tantas veces, entre los mismos tipos de
personas, que ha llegado a caracterizarse como algo común y corriente,
es decir, típico.
¿Es acaso necesario que siempre haya violencia en un hogar caracterizado
por estas o aquellas condiciones de vida? ¿Es esto algo fatal, forzoso,
como lo es un contagio de cólera si uno anda por lugares de malas
aguas?
No, de ninguna manera. Nadie tiene que ser víctima implacable
de las prácticas comunes de su círculo. En todo grupo y en
toda familia siempre hay algunos que se destacan en forma brillante. Nadie
tiene que doblegarse a ciertas prácticas sólo porque es lo
típico entre los suyos.
Entonces ¿qué podemos hacer? Donde hay temor de Dios, hay
paz. Dios puede reemplazar el resentimiento con la armonía. Él
puede cambiar el odio por el amor. ¿Por qué aguantar amarguras
cuando podemos tener tranquilidad?
Jesucristo puede hacer ese milagro. Entreguémosle nuestra vida
a Dios. Cristo quiere entrar en nuestro corazón. Sus palabras son:
"Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados,
y yo les daré descanso" (Mateo 11:28).
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