El presidente de la Asamblea Legislativa, Jacobo Salas, se muestra reacio a hacer públicos los nombres y otros detalles de la planilla de trabajadores eventuales empleados en esa corporación del Estado, como lo han hecho otras entidades . ¿A qué se debe ese hermetismo?
Es más, tengo entendido que circula en internet una dirección electrónica donde aparecen el nombre, salario y funciones de la mayoría de los servidores públicos del Gobierno Central.
Parece que don Jacobo no considera pertinente que en esa información aparezcan los nombres de las personas contratadas, ¿será porque, en su mayoría gozan de tales beneficios, amigos, familiares y clientes políticos de los legisladores, y eso no conviene a la imagen de nepotismo que se ha forjado a sí misma la Asamblea ante la comunidad nacional?
Bien haría el legislador colonense al abrir las puertas a la información financiera que, intencionalmente ha permanecido, por muchos años, enclaustrada en las gavetas del palacio Justo Arosemena.
Cuando se destapa algún escándalo relacionado con el manejo de los recursos destinados al parlamento, la opinión pública panameña se estremece, como ha ocurrido con la compra de vehículos exonerados, donde el fisco pierde miles de balboas.
Haga del conocimiento de la ciudadanía el estado de las finanzas parlamentarias, señor Presidente, y de paso nos dice quiénes son las personas que no brindan el servicio para el cual fueron contratadas.