MENSAJE
Un dúo mortal

Max Haines
Diez personas inocentes cayeron víctimas de la maldad de Gerald y Charlene Gallego. Sus antecedentes eran tan diferentes como el queso y la tiza. Sin embargo, el destino decretó que se conocerían, se casarían y asesinarían. Gerald Gallego nació el 17 de julio de 1946, en Sacramento, Calidonia. Cuando alcanzó los diez años, ya tenía un extenso prontuario, consistente en robos y asaltos. Cuando se hizo hombre, su actividad criminal se expandió para incluir violación, sodomía y asalto con intento de asesinato. Ocasionalmente fue aprehendido, pero solamente pasó un total de seis años en prisión durante su carrera criminal. Usted podría decir que Gerald adquirió su comportamiento violento honestamente. Usted verá, su padre fue ejecutado en la cámara de gas en Mississippi por matar a dos oficiales de policía. Contrariamente, Charlene Williams nació en una familia próspera y socialmente prominente. Era una hermosa niña rubia que no dio indicaciones tempranas del precario sendero que seguiría. Charlene, quien tenía un cociente intelectual de 160, tocaba el violín con tal habilidad natural que fue invitada a estudiar en prestigiosos conservatorios. A pesar de la riqueza de su familia y de su propia genialidad. Charlene empezó a experimentar con drogas cuando tenía sólo 12 años de edad. Para cuando cumplió los 14 años, ya era una bebedora empedernida. Buscando drogas en Sacramento Sur, Charlene conoció a Gerald Gallego. A la semana, la extraña pareja vivían juntos en una pintoresca casita en Bluebird Lante. Un año después se casaban. ¿Cuál fue la inmediata atracción? Los Gallegos tenían una cosa en común: sexo. Ambos tenían un insaciable apetito de sexo, ya fueran las relaciones normales o los gustos sexuales más pervertidos que su activa imaginación pudiera conjurar. En 1978, los Gallego llegaron a la conclusión de que ya habían agotado cada forma y tipo de sexo que pudieran conseguir uno del otro. Ellos querían más. La malvada pareja decidió raptar esclavos sexuales. Compraron una camioneta Dodge 1973, que ellos equiparon con una colchonera, sogas, vidrios oscuros y cortinas. Charlene, que medía sólo un metro cincuenta, pasaba fácilmente por una adolescente cuando se vestía apropiadamente. Recorrió el Sacramento Country Club Plaza Mall hasta que divisó a Rhonda Schefler, de 17, y a Kippi Vaught, de 16. Charlene no tenía dificultad para empezar una conversación. Cuando invitó a las dos muchachas a una fiesta, estuvieron ansiosas de concurrir. Inconscientes del peligro en que estaban, saltaron a la parte trasera de la camioneta. Gerald estuvo sobre ellas, en un instante. Atadas con sogas y amordazadas con cinta adhesiva, las dos muchachas quedaron indefensas. Se alejaron a toda velocidad, a lo largo de caminos secundarios, arriba en las Sierras. Las desventuradas adolescentes fueron violadas repetidamente, sodomizadas y mordidas en una orgía de sexo que duró más de seis horas. Sexualmente satisfecho, Gerald golpeó a ambas muchachas en la cabeza con la manija de un gato. Mientras yacían indefensas, disparó varias balas en sus cabezas, usando la automática calibre 25 que había traído con este propósito. El atroz dúo regresó a su hogar en Bluebird Lane. Dos peones de granja migratorios se encontraron con los cuerpos a la mañana siguiente. Las autopsias revelaron el horror que las muchachas habían soportado. A los tres días fueron identificadas. De vuelta en Bluebird Lane, Gerald y Charlene revivían las emociones de su desenfreno sexual. Hablaban acerca de ello continuamente. En realidad, querían hacerlo de nuevo. El 24 de junio de 1978, los Gallego recogieron a Brenda Judd, de 14, y Sandra Colley, de 13, que habían concurrido a la Feria del Estado de Nevada. Charlene les dijo a las niñas que podrían ganar 20 dólares colocando un volante publicitario en los parabrisas de los autos del estacionamiento. En lugar de ganar el dinero, las jovencitas se encontraron atadas y amordazadas en la camioneta Dodge de los Gallego. Las muchachas fueron violadas, golpeadas y sodomizadas. Gerald las golpeó a ambas en la cabeza con una pala antes de dispararles. El había traído la pala con un propósito. Cavó una tumba y enterró sus cuerpos. Camino a casa, dispusieron de los bolsos de las muchachas en el río Americano. Sus ropas fueron tiradas en un basurero. Las niñas fueron declaradas desaparecidas y permanecerían así por cuatro años. Diez meses más tarde, el 24 de abril de 1980, los Gallegos estuvieron en la búsqueda nuevamente. Karen Chipman-Twiggs y Stacey Redican, ambas de 17, fueron las víctimas. Esta vez, las muchachas fueron conducidas 450 kilómetros dentro del desierto de Nevada antes de ser salvajemente ultrajadas, asesinadas con un martillo de carpintero y baleadas en la cabeza. Su tumba fue cavada profundamente para evitar que las desenterraran los animales salvajes. Esto no detuvo al perro mascota de unos campamentistas, que empezó a cavar en el lugar, ese mismo año, hasta que expuso un brazo humano. Karen y Stacey fueron identificadas por medio de sus archivos dentales. En 1980, Charlene informó a su marido que estaba embarazada. Gerald estaba estático. Lo celebrarían con una segunda luna de miel a lo largo de la costa de Oregón. En el camino recogieron a una muchacha que pedía un aventón. Era Linda Aguilar, de 21 años, quien tuvo la mala fortuna de ser alzada por una de las parejas más sin corazón que nunca haya respirado. No tuvieron compasión con ella. Como el asesinato no había sido planeado, Gerald no había traído un arma mortal. Estranguló a Linda con sus manos desnudas y la enterró en una tumba poco profunda. El 17 de julio de 1980, el malvado par atacó nuevamente. Virginia Mochel, de 34, acababa de cerrar el pub Boat Inn en West Sacramento cuando fue arrancada del estacionamiento del pub. Después de realizar sus depravados actos sexuales en ella, le pegaron en la cabeza hasta matarla con un aparejo de pesca y tiraron su cuerpo en el río Sacramento. Para octubre de 1980, Charlene estaba en su séptimo mes. Le regó a Gerald por una orgía sexual más con esclavos antes de que diera a luz. Gerald estuvo de acuerdo. La pareja había vendido su camionetea Dodge y habían comprado un Oldsmobile sedán. La Sigma Phi Epsilon Fraternity de la Universidad del Estado de Calidonia estaba dando una fiesta en el Carousel Restaurant en Sacramento Norte. Craig Miller, de 22 y su prometida Mary Beth Sowers, de 21, estaban haciendo su camino a través del estacionamiento hasta la motocicleta Honda de Craig. Repentinamente, estaba mirando el caño de una pistola automática calibre 25 empuñada por una mujer que vestía una chaqueta de esquí. Asomado en la ventanilla del vehículo estaba un hombre apuntándolos en la cabeza con una Magnum 357. La sorprendida pareja hizo lo que se le dijo. Mientras subían al vehículo de Gallegos, un amigo vio los movimientos sospechosos. Después de haber sido amenazado con el arma por la mujer, retrocedió y notó el número de la licencia-ROW 340- mientras el Oldsmobile se alejaba rápidamente. Los Gallego y sus cautivos pasaron más allá de la Folsom Prison hasta una solitaria zona de recreo. Una vez allí, Gerald baleó a Craig tres veces en la cabeza. Mary Beth se desmayó. Los Gallego retornaron con Mary Beth a su casa de Bluebird Lane en Sacramento. Luego procedieron a violar a su indefensa cautiva por horas. Satisfechos, condujeron en la noche hasta una zona desierta, donde Gerald baleó a Mary Beth tres veces en la cabeza con su automática. El hermano de fraternidad de Craig informó a la policía del número de la licencia del auto y del secuestro. El Oldsmobile fue rastreado hasta lo de Gallego. Una multitud de policías cayeron sobre Bluebird Lane, pero los sospechosos habían volado. Los adinerados padres de Charlene, que siempre habían provisto de fondos a su hija, fueron mantenidos bajo vigilancia. El domingo 16 de noviembre, enviaron dinero por medio de la Western Union a Charlene en Omaha. Cuando ella apareció a la mañana siguiente para reclamar el dinero, fue arrestada. Gerald estaba en el vehículo cerca de la Western Office. El también fue detenido. Se ejerció una gran presión sobre Charlene para que contara todo a cambio de la garantía de no ser ejecutada. Tomó más de un año para que el trato se consumara. Charlene estuvo de acuerdo en testificar contra su marido después que se le aseguró que recibiría una simple sentencia de 16 años y ocho meses de cárcel. En noviembre de 1982, Gerald fue sometido a juicio por el asesinato de sus dos últimas víctimas. Fue encontrado culpable de asesinato en primer grado y sentenciado a muerte. El estado de Nevada insistió en juzgar a Gallego por los asesinatos de Stacey Redican y Karen Chipman-Tiwggs. Le llevó al jurado de Nevada solo cuatro horas encontrarlo culpable de asesinato en primer grado. Por segunda vez fue sentenciado a muerte. Pero Gerald Gallego no iba a morir tan fácilmente. Este hombre despreciable se las ha arreglado para presentar una avalancha de apelaciones tanto en California como en Nevada. Mientras se escribe esto, reside en el Pabellón de los Condenados de la Nevada State Prison, 17 años después que fuera sentenciado a muerte. El 17 de enero de 1981, Gerald Gallego, hijo, nació en la sala de un hospital prisión. Hoy tiene 18 años y la dudosa distinción de tener tanto a su padre como a su abuelo condenados por ser asesinos múltiples. Fue criado por su abuela materna. En 1997, Charlene Gallego completó su sentencia y fue liberada de prisión.
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