El cuadro era triste. El cuerpo calcinado de Diógenes Orocú, de 25 años, fue encontrado por las unidades del Sistema Nacional de Protección Civil y los Bomberos en medio de la escalera del primer alto del almacén "El Gran Maestro", aproximadamente a las 10:10 de la mañana de ayer miércoles.
Margarita Rivera, del SINAPROC, confirmó que en el operativo conjunto localizaron el cadáver del trabajador que aparentaba -por su ubicación- que iba a salir del lugar, pero no pudo.
La noticia causó consternación. El joven estuvo ese lunes, día del incendio, ayudando a sus compañeros, pero no pudo salir y murió quemado entre los escombros del almacén donde trabajaba.
Aquel fatal día estaba en la bodega tratando de impedir que el fuego se propagara del almacén "Lambada", y poniendo al tanto a sus compañeros que debían desalojar. Sin embargo, todos bajaron, pero nadie se percató que Diógenes faltaba.
Su familia no asimila el dolor. Diógenes -quien prestaba servicios como jefe y supervisor del depósito- dio su vida para salvar la de otros. Sus hijas, Nicol de 3 añitos, y Caroline de 5, no entienden por qué su papito no llegará más a casa.
"No te vayas hijo mío", decía Reina de Orocú, madre de Diógenes, al conocer de la tragedia. Ese día, la comunidad de Mechí, Villa del Rosario, en Portobelo, donde vivía, no lo vio llegar.