A todos -mejor dicho, a casi todos- nos enseñaron nuestros padres que al llegar a cualquier lugar, lo primero que debe hacerse es saludar. "Buenos días", "buenas tardes", o un simple "Buenas", para ahorrar tiempo pero no cortesía.
Cuando alguien se aparece y no se dirige al resto, da la impresión de que se siente superior a los demás, o que estos no están en su categoría. Que se vayan bajando de esa nube.
El hombre que no saluda no quiere sentir contacto con la realidad. Este tipo de ser no gusta que alguien le desee un buen día, ni mucho menos se lo desea él a los demás.
En este renglón muy bien podría ubicarse aquellos médicos que tienen su clínica privada y trabajan para el Estado. Uno nota que cuando atienden en sus empresas privadas la atención es totalmente diferente.
Allí sí saludan y estrechan la mano a todo el mundo, pero cuando están al servicio del Estado, a través de los centros de servicios médicos de la Caja de Seguro Social, encima que llegan tarde, pasan corriendo, no saludan y despachan a la gran cantidad de pacientes en menos de una hora y después se van.
Ser cortés no quita nada. Es parte de la educación que recibimos de nuestros padres y en nuestros colegios. Saludar es parte de la interacción de los hombres con seres de su propia especie.
Tan solo saludar con una sonrisa nos abre puertas que ni siquiera nos imaginábamos que existían. Una conversación amena en la introducción con otros seres humanos puede representarnos nuevas amistades, favores, y situaciones ventajosas en el futuro.
Si una persona no desea que alguien lo vea para no saludar, lo recomendable es convertirse en una especie de Gollum y encerrarse en una cueva en las montañas de la Tierra Media, al mejor estilo del Señor de los Anillos.
Algunos psicólogos consideran que el comportamiento de estos individuos raya en un toque de demencia que podría convertirse en un caso de cuidado.
El trabajo es indispensable en la vida.
Dios nos ha dado esa tarea y debemos cumplir con esta meta. No podemos dejar de relacionarnos en la actividad laboral, pues todos conocemos que siempre habrá que mantener coloquios para desarrollar una idea dentro de la organización a la que pertenecemos. ¿Qué te cuesta decir buenos días?