La historia de Balbina Herrera Araúz es la misma de miles de panameños que nacen en cunas de pobres, donde su esperanza de cambiar el giro de la historia familiar es a través de sus esfuerzos y el arduo estudio.
Ella vivió su niñez en el barrio de Curundú, su familia no contaba con recursos para enviarla a la escuela privada, y sus estudios primarios lo realizó en la Escuela Pública Pedro J. Sosa, y la secundaria la realizó en el Instituto Nacional.
El proceso octubrino del general Omar Torrijos le permite tanto a la joven Balbina como a otros jóvenes de extracción humilde, beneficiarse y superarse con estudios universitarios en la Universidad Panamá y Universidades del Exterior.
Sin contar todos los pequeños tropiezos que ella ha podido tener, inicia su carrera política en la Alcaldía del Distrito especial de San Miguelito, y cumple a cabalidad su cometido, a tal grado que ella se logra competir en el torneo electoral para ocupar el puesto de Legisladora del circuito 8-6, y ese pueblo que trabajó con ella y que recibió satisfacción de su servicio en la Alcaldía le dio el voto de confianza.
Cuando el país se vio sumergido en la crisis, y el pueblo votó contra el partido gobernante, en 1989 el pueblo la elige como Legisladora. En el periodo presente, bajo la dirigencia de Martín Torrijos, ocupó el cargo de Ministra de Vivienda.
La decisión de seleccionar a la Ingeniera Balbina Herrera como presidenta del país no puede ser el resultado de un club privado, del dinero, o de las encuestas públicas selectivas; su elección depende del voto de las personas conscientes de su labor y de su compromiso nación, ella lo viene demostrando desde hace 30 años, pero su elección acabará con el mito que solo los ricos o las que están unidos por un antecesor pueden llegar a ser presidente de la república.
Balbina Herrera es la respuesta para cualquier panameño aunque venga de estratos humildes, de que si estudia y se esfuerza por servir a la patria, puede ser Presidente.