Martes 2 de febrero de 1999

 








 

 


MENSAJE
La felicidad ajena

Hermano Pablo,
Costa Mesa, California

Malo, amargo y desagradable amaneció el día para Francisco Lagos. La vida estaba mostrando su lado malo desde hacía tiempo. Sufría de un divorcio desastroso que casi destruye su vida. Un nuevo romance que había iniciado, había fracasado. Sus pequeños hijos no vivían con él. Su salud era precaria, y su trabajo mal pagado.

Feliz y dichoso era el día para María Manson. Disfrutaba de un matrimonio afortunado. Tenía tres hijitos adorables. Gozaba de excelente salud, y su trabajo, de vendedora de bienes raíces, le reportaba buen dinero.

Un día, Francisco y María se encontraron. El con su amargura, ella con su felicidad. Y él no soportó la dicha ajena. En un momento de locura se abalanzó sobre María y la estranguló.

El drama ocurrió en Andover. Massachussetts.

¿Por qué será que a muchas personas les es difícil soportar la dicha de otros? Son como aquel sapo que viendo una luciérnaga se echó encima de ella y la cubrió con su vientre viscoso y helado. "¿Y tú, porque me cubres?", preguntó angustiada la luciérnaga. "'Qué te he hecho'" Y el sapo asesino respondió: "¿Y tú, por qué brillas tanto?".

En la vida hay dichas y quebrantos; hay risas y lágrimas; hay días de sol y días de espesas nubes. Males y bienes están distribuidos al azar. Cuando uno está bajo el peso del dolor, cuando "sólo abrojos nuestra planta pisa", como dijo el poeta, ¿qué es lo que tenemos que hacer? ¿Protestar contra el destino? ¿Destuir la felicidad de otros? ¿Blasfemar contra Dios? Nada de eso.

Jesús dijo algo muy interesante: "Vuestro Padre que está en los cielos hace salir su sol sobre malos y buenos, hace llover sobre justos e injustos". (Mateo 5:45). No todo en esta vida es felicidad, así como no todo en esta vida es dolor. De igual manera no toda persona que habita este globo vive sólo en alegría. También tiene tiempos de sufrimientos. Así es esta vida. El sol brilla sobre buenos y malos y la lluvia cae sobre justos e injustos.

En los tiempos malos debemos reforzar nuestra fe. Esta no es sólo una posibilidad. Miles de personas, por no decir millones, lo han hecho. Se hace suplicando, en humilde contricción, que Cristo el Hijo de Dios nos socorra. El mismo dijo: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar". Esta, amigo, es la respuesta a su dilema. Acéptala.

 

 

 

 

CULTURA
Premios Festival Sundance, reconocen cine latinoamericano

 

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