Ante los llamados a protestar y manifestarse en las calles por gremios obreros y empresariales para repudiar los presuntos actos de corrupción, el asesor presidencial, George Weeden, desestimó que esto origine un golpe de Estado porque no hay motivo que impida que políticos y los civiles logren un acuerdo.
Aseguró que un golpe de Estado "sería desastroso" para el país, pero advirtió que los miembros del partido arnulfista están dispuestos a defender la gobernabilidad junto a la población. Reiteró que no hay cabida para un golpe de Estado. |