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"Hay que ser honesto: no hay salida sin sufrimiento". Este es el mensaje terminante que dirigió a Argentina, el director general del Fondo Monetario Internacional, Horst Koehler.
En una entrevista que publica ayer el diario francés "Le Monde" expresó que el organismo "está dispuesto a ayudar a Argentina". No obstante, advirtió al mismo tiempo que "el camino hacia el crecimiento no pasa por el populismo".
"Es un camino doloroso", dijo. "El presidente Eduardo Duhalde es consciente de estos problemas y tenemos que darle el beneficio de la duda", agregó. En la entrevista, Koehler expresa que "nunca hemos cortado los puentes con los argentinos. Les hemos ofrecido nuestra asistencia técnica".
Manifesta además que sigue siendo optimista, ya que "es un país que tiene todavía un gran potencial" y se muestra esperanzado en "un justo reparto de los sacrificios entre los argentinos, los titulares de cuentas y los bancos".
El número uno del FMI, insiste también en la visión del organismo sobre el caso argentino y sentencia: Las raíces del mal se encuentran en Argentina y, si los argentinos no se juntan para ayudarse a sí mismos, el FMI no puede hacerlo en su lugar.
"Las raíces del mal se encuentran en Argentina y, si los argentinos no se juntan para ayudarse a sí mismos, el FMI no puede hacerlo en su lugar. El FMI no es una institución que pueda hacer funcionar la imprenta de billetes". En sus declaraciones a la prensa francesa, Koehler también dejó un espacio para la autocrítica.
"Nuestro error es no haber dicho bastante y de forma firme a finales de los años 90 que la desintegración de las instituciones tendría un costo elevado", expresó. En tal sentido consideró que tanto el FMI como la comunidad internacional "no prestamos suficiente atención" a la política del ex presidente Carlos Menem.
Reconoció que "tendríamos que haber estado más atentos antes a la solidaridad de las instituciones de Argentina y a sus valores sociales". "La ruptura de la situación econóica y social es la última etapa de un declive comenzado hace decenios y que afecta al conjunto de la sociedad", agregó.
Por último Koehler justificó la negativa del FMI de seguir apoyando en diciembre el gobierno de Fernando de la Rúa, después de aprobar en agosto un préstamos de US$8.000 millones. Entre setiembre y noviembre "se hizo evidente que no cumplirían con el déficit cero y que no había ninguna cohesión política", explicó.
"Si hubiéramos seguido dando dinero, sólo habríamos retrasado el momento en que los argentinos habrían mirado la realidad de frente. Ningún poder en el mundo habría podido evitar esta situación", sentenció. La Argentina debe 133 mil millones de dólares, una gran parte, son préstamos del FMI. |
