EDITORIAL
Crimen ecológico
Recientemente y en forma estrepitosa la mandataria Mireya Moscoso ordenó la suspensión de la extracción de arena y cascajo de los ríos Mamoní, Chagres y Pacora que están en manos de compañías privadas afectando la ecología del lugar. De repente, se dio marcha atrás por que a juicio del Ministerio de Comercio e Industrias, algunos panameños perderían sus empleos con esas empresas que están horadando los recursos naturales del sector. Visto bajo un prisma diferente el MICI trata de justificar a los depredadores del ambiente y el crimen ecológico que se cometen contra los ríos. Supuestamente, la orden de no-extracción de arena y cascajo no se dará para los mencionados ríos y sólo regirá el decreto para nuevas concesiones. Las playas de la región de Azuero también son víctimas de estas empresas privadas que han destruido sistemáticamente las cuencas hidrográficas. Así ocurrió en el distrito de Chame donde dañaron los balnearios “Palmar del Río o Yeguada”, “Las Peñitas” y “Paso el Medio” afectando los principales ríos del oeste de la provincia de Panamá. Los constructores o urbanistas, sin buscar otras alternativas adquieren concesiones que son fáciles de explotar sin pensar en el daño que le causan a las comunidades en el turismo y la dotación de fuentes de agua potable. El estado debe ser más enérgico y pensar en grande antes de favorecer a minúsculos grupos de empresarios que no creen en la ecología o en la biodiversidad. Así mismo se deben dictar severas sanciones para los que atenten contra la cuenca hidrográfica del Canal porque la vía interoceánica depende mucho del lago Gatún y del río Chagres. En cuanto al Mamoní y los ríos de Pacora, el gobierno debe reconsiderar la suspensión de la medida y seguir adelante con la protección de los recursos naturales del medio ambiente. No es posible, que cuando todos los países del mundo protegen la ecología, en Panamá estemos con medidas débiles y timoratas para aplicar sanciones. La ANAM debe caracterizarse y ponerse pantalones largos para exigir que se cumplan las disposiciones legales vigentes sobre la protección del ambiente. Hay que detener el crimen ecológico contra el mar, ríos, playas, montañas y la pluviselva que es el orgullo del trópico. La naturaleza es un regalo de Dios y todos debemos unir esfuerzos para proteger la ecología que se ve amenazada constantemente por elementos que no tienen sensibilidad y que si por ellos fuera, la República de Panamá se convertiría en un lugar seco como la albina de Sarigua.
PUNTO CRITICO |
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