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 Domingo 23 de enero de 2000


AHORA LOS SACARON DEL BAILE
Indígenas “usados” para derrocar al presidente ecuatoriano J. Mahuad

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Tomado del diario
“Hoy Digital”

El golpe de Estado contra Jamil Mahuad se empezó a fraguar dos meses antes. Los autores: el coronel Lucio Gutiérrez y Antonio Vargas, el dirigente indígena. El viernes 21 de enero, ellos decidieron que había llegado el día.

Su relación surgió después del Congreso de la Conaie, realizado el 10 de noviembre de 1999 en Santo Domingo de los Colorados. Sus razones fueron coincidentes: el culpable de la crisis política era el presidente Jamil Mahuad por deteriorar la economía, entregar recursos a la banca y recibir dinero del ex banquero Fernando Aspiazu.

La única diferencia era cómo desarrollar el proceso que acabaría en la destitución de Mahuad. Los indios mantuvieron como herramienta el levantamiento progresivo. Los militares solo entrarían si comprobaban que los dirigentes indígenas podían movilizar y convocar a varios sectores hacia Quito.

Las conversaciones entre los dirigentes de los movimientos sociales y la cúpula de las Fuerzas Armadas se venían desarrollando desde tres semanas atrás, según coinciden fuentes de los militares y de los indígenas. Miguel Lluco, Antonio Vargas, Ricardo Ulcuango, Iván Narváez, Virgilio Hernández, Blanca Chancoso, por un lado, y por lo menos dos generales, según revelaron ayer algunos de los coroneles rebeldes. Pero nunca se consolidó una adhesión definitiva de los militares. Todo indica que el rumbo de los acontecimientos cambió cuando Carlos Mendoza fue nombrado ministro de Defensa en remplazo de José Gallardo.

Los coroneles Gutiérrez, Cobo, Aguas, Lalama y Brito, quienes estaban al tanto de las conversaciones y ya habían tomado contacto desde noviembre, decidieron acelerar el movimiento en el interior del Ejército y trabajar en función de la instalación de una Junta Provisional de Gobierno, con los movimientos sociales. El martes pasado ya todo era distinto y no se sujetaba a proyecciones. Los indígenas habían cumplido con su parte y ahora les tocaba a los oficiales comandados por Lucio Gutiérrez. Estos se reunieron con los miembros del alto mando de las FFAA. Los ahora alzados pidieron al ministro de Defensa encargado, Carlos Mendoza, que se hiciera cargo del Gobierno por la vía de un golpe de Estado; incluso advirtieron que si esto no sucedía, ellos se sublevarían.

Y la noche del jueves la tensión llegó a todos los involucrados en la asonada. Los pasos apurados de Miguel Lluco en el ágora de la Casa de la Cultura tenían su razón de ser, lo mismo que los llamados a la calma que hacía Antonio Vargas a miles de indígenas que procuraban, por todos los medios, tomarse el edificio del Congreso.

Otra versión indica que desde el martes pasado, el presidente de la Conaie, Antonio Vargas, habría mantenido reuniones con Gutiérrez en la Escuela Politécnica del Ejército (ESPE).

Una reunión clave fue la que se produjo el martes en el Ministerio de Defensa. Después, Antonio Vargas declaró que todo dependía de los militares. Por eso, la noche del jueves, cuando se produjeron los primeros intentos de ocupación del Congreso, los dirigentes alentaron una reunión con los oficiales, y allí quedó decidida la suerte de los acontecimientos.

La madrugada del viernes los coroneles decidieron tomarse el Congreso y la Corte Suprema de Justicia, en apoyo de la acción de los indígenas, quienes adelantaron la 'toma' durante la tarde y noche del jueves y la madrugada del viernes.

En la mañana del viernes, el Congreso, la Corte y los edificios circundantes tenían doble cordón humano: policías y militares e indígenas, separados por escasos metros. Pasadas las 09:30, Vargas instó, a quienes se hallaban en el ágora a caminar hacia el Congreso. A la misma hora desembarcaban de un bus de la ESPE alrededor de 70 oficiales, entre capitanes, tenientes, subtenientes y algunos coroneles. Ellos, en ceremonia especial, pidieron al capitán César Díaz, que abandonaran el lugar. Los oficiales que habían tomado el mando del sector comunicaron las novedades al general Carlos Moncayo Gallegos, responsable de seguridad de la zona, quien ordenó el retiro de sus oficiales.

De inmediato, una marea humana se dirigió hacia el Congreso, y la escolta legislativa se hizo humo. Pocos segundos bastaron para repletar el recinto legislativo: los indígenas copaban las barras altas, bajas, las curules y todos los espacios libres, con el grito de guerra: "¡Fuera Mahuad, fuera!", "¡fuera Gobierno corrupto!".

Cuarenta minutos después de iniciada la 'toma', el presidente del 'Parlamento Nacional de los Pueblos del Ecuador', Antonio Vargas firmaba el primer decreto desconociendo a los miembros de las tres Funciones del Estado. Con el segundo se nombró a la nueva 'junta de Gobierno' presidida por el coronel Lucio Gutiérrez, Antonio Vargas y Héctor Solórzano Constantine. Al rato ingresó Gutiérrez, quien nombró al nuevo mando militar. El control del Congreso fue asumido por 70 militares; en la tarde había al menos 300. (OP-GA).

 

 

 

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