FAMILIA
La familia debe trabajar para resolver
sus problemas
Roberto L. DuPont Jr. M.D.
Tal como demuestran ampliamente
los ejemplos que he incluido, no todas las familias superan los problemas
de drogadiccion. Para cerrar este capítulo, me gustaría describir
cómo una familia trabajó en equipo en un esfuerzo por resolver
sus problemas con el alcohol y otras drogas.
Bud tenía 17 años y cursaba el último año
de preparatoria cuando lo conocí. Era el segundo hijo de un funcionario
de gobierno y su esposa. Su madre lo trajo a tratamiento, etiquetando el
uso de mariguana como "el problema". Pero en la primera sesión
también expresó su preocupación sobre la forma de beber
de su esposo, a quien ella consideraba "alcohólico". El
padre de Bud lo negó, pero aceptó que bebía mucho.
Bud dijo que fumaba mariguana "por lo menos tres veces a la semana"
y admitió que sus calificaciones habían bajado en los últimos
dos años. Sus amistades se limitaban a algunos drogadictos.
Después de algunas sesiones, durante las que discutimos el problema
de la dependencia en general, y en la familia de Bud en particular, él
aceptó dejar su hábito. El padre no quería dejar de
beber pero ofreció dejar de fumar, algo que él consideraba
más peligroso para su salud, y limitar su bebida a "no más
de dos copas en la noche". La madre de Bud hizo el papel "duro"
en estas discusiones, presionando tanto a Bud como a su esposo. Ellos, a
su vez, se alentaban mutuamente para "dejar las drogas".
Después de seis meses de tratamiento exitoso incluyendo análisis
de orina que confirmaban la actitud de Bud, hablé con la mdre. Dijo
que había mejorado sus calificaciones, que estaba en los equipos
de fútbol y frisbee, y que por primera vez había sido aceptado
en una de las dos universidades en que había hecho su solititud.
Su esposo había terminado el programa y había dejado de fumar
por completo. Estaba orgulloso de ello, así como su esposa e hijo.
Seguía bebiendo dos o tres copas cada noche y, según dijo
a su esposa, se había vuelto algo "desagradable". Ella
estaba muy contenta con el cambio de su familia: "Somos igual que antes
de que Bud consumiera drogas". Pero ahora que estaba menos preocupada
por su hijo y esposo, se daba cuenta que había sido negligente con
sus propios problemas. Cuando Bud estaba por irse a la universidad, había
más presión en su matrimonio y sentía que necesitaba
obtener un empleo para mantenerse ocupada y ayudar a pagar los gastos de
Bud. Se sentía temerosa y un poco deprimida con este prospecto porque
no había trabajado desde que sus hijos nacieron.
Pero el final no fue feliz; no como en los cuentos de hadas. Bud, según
su mamá, "no estaba fuera de peligro". Estaba preocupada
por lo que pasaría con él cuando fuera a la universidad. No
era completamente feliz en su matrimonio y seguía sintiendo que su
marido debía dejar por completo la bebida. (Yo estaba de acuerdo
y se lo dije a los tres). También estaba tratando más directamente
lo relacionado con su vida, aspectos que no tenían nada que ver con
ella y su marido.
Esta es una historia más o menos feliz. Bud se está comportando
bien; su padre dejó de fumar y redujo su bebida. En una palabra,
la familia está funcionando bien nuevamente. Manejando sus problemas
individuales y compartidos con efectividad razonable. Sus experiencias nos
dan otra lección: sin la determinación de la madre hubiera
sido casi imposible realizar estos cambios. Ella, la "no usuario",
tratando de manejar el problema de su hijo, sacó a la luz el problema
familiar sobre el abuso de alcohol del padre. Esto tambíen es común.
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