Es relativamente frecuente toparse con personas instaladas perpetuamente en la amargura, en la tristeza, el pesimismo y el desinterés.
La primera pregunta que nos asalta cuando nos encontramos con estas actitudes es si son el resultado de una insistente acumulación de disgustos, mala suerte, decepciones, desengaños y fracasos a lo largo de toda una vida o si más bien se trata de una opción voluntariamente elegida, una posición ante uno mismo y ante los demás que responde a percepciones muy subjetivas, opiniones o incluso a un cierto modo ético-estético de entender las cosas.
Todos conocemos a personas empeñadas en encontrar el lado negativo de todo lo que acontece a su alrededor: son los pesimistas tenaces.
¿Quieres ser un pesimista tenaz? ¿Vivir una existencia miserable? Esto es lo que tienes que hacer:
1. Créate problemas, y si no tienes bastante con los tuyos asume como propios los de los demás. Llena tu vida de complicaciones reales o ficticias, y concede gran importancia a todos los sucesos negativos.
2. Piensa que siempre tienes la razón. Todo es blanco o negro, y sólo existe una verdad absoluta: la tuya. Rechaza de entrada lo que digan los demás, incluso cuando pueda aportarte algo positivo. Si la idea o propuesta no es 100% tuya, deséchala, seguro que no merece la pena.
3. Vive obsesionado. Elige un acontecimiento suficientemente negativo de tu memoria, conviértelo en recuerdo imborrable y tráelo a tu mente una y otra vez, hasta que sólo Viva, Crítica en Líneas para pensar en ello. Así, las dificultades cotidianas no absorberán tu atención.
4. El presente no merece la pena, piensa siempre en el futuro. Aplaza el disfrute de los placeres de este o aquel momento, porque no puedes saber lo que te deparará el futuro. Confórmate con lo malo conocido y no te arriesgues ante lo bueno por conocer. Tortúrate pensando en todo lo negativo que te podría ocurrir dentro de unos años.
5. Jamás te perdones. Llegarás a un punto en el que tan sólo sentirás autocompasión. Piensa que tú eres el único responsable de lo que te ocurre, y nunca creas que hay situaciones que escapan a tu control.
Podemos hacer todo lo anterior descrito, o sencillamente comenzar a usar nuestro verdadero razonamiento, si es que queremos salir de la fosa del pesimismo. Porque -contrariamente a lo que piensan y dicen- los pesimistas no son realistas, sino personas que no pueden controlar sus sentimientos.