El mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, recibió al presidente electo de Bolivia, Evo Morales, con casi toda la pompa que el protocolo reserva para los jefes de Estado.
Morales llegó al Palacio de Planalto en mangas de camisa. Ambos líderes habían conversado en general sobre cuestiones energéticas y que una comisión mixta binacional revisará todos los asuntos pendientes sobre contratos y acuerdos relativos al gas.
Lula hizo hincapié en recordar a Morales que el ente estatal brasileño Petrobrás había sido la única empresa extranjera que no cuestionó la nueva ley de hidrocarburos, por la que el estado boliviano se asegura en impuestos y regalías un 50% de la producción.