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Desde el Kremlin todavía operan los servicios secretos rusos.  |
La más alta instancia judicial rusa confirmó el miércoles la condena de un ex diplomático por espionaje, una decisión que demuestra el poder que siguen teniendo los servicios de seguridad en la Rusia de Vladimir Putin, según los defensores de los derechos humanos.
La Corte Suprema rusa confirmó la condena del ex diplomático Valentín Moisseiev, de 55 años, a cuatro años y medio de prisión por espionaje a favor de Corea del Sur, anunció la agencia Interfax.
La fiscalía militar y el acusado habían apelado ese veredicto, el primero porque lo juzgaba demasiado clemente, el segundo porque consideraba que contenía demasiadas irregularidades.
Moisseiev, que ha pasado ya tres años y medio en la cárcel y se ha declarado siempre inocente, fue condenado el pasado 14 de agosto por un tribunal de Moscú por "alta traición" al término de un segundo proceso.
Fue condenado en primera instancia a 12 años de campo, pero esa sentencia fue anulada por la Corte Suprema.
Ex director adjunto del departamento encargado de Asia del ministerio de Relaciones Exteriores, Moisseiev fue detenido en julio de 1998 por el Servicio Federal de Seguridad (FSB, ex KGB) y acusado de espiar para Corea del Sur.
Sus abogados afirmaron que fue falsamente acusado de transmitir información confidencial a los servicios secretos surcoreanos cuando trabajaba en Seúl como primer secretario de la embajada rusa, entre 1992 y 1994.
"Las autoridades quieren hacer saber claramente a las autoridades que no se puede desafiar al Estado. Esto forma parte del fortalecimiento de la estructura vertical del poder", declaró uno de sus abogados, Yury Gervis.
Otros tres casos de acusaciones de espionaje fueron los del periodista Grigori Pasko, juzgado también por "alta traición" y condenado a cuatro años, el de un investigador de defensa procesado por colaborar con Estados Unidos, Igor Sutaguin, así como el de un físico que colaboraba con una empresa china. |