Viernes 8 de enero de 1999

 








 

 


EDITORIAL

Colombia en pos de la paz armada

Colombia, república hermana, con la cual nos unen lazos de fortaleza histórica, cuyo quehacer y destino político signó la vida panameña durante ochenta y dos años, se encuentra inmersa en una prolongada guerra civil que desde 1948 reparte luto y dolor en los rincones de su geografía, destruyendo instalaciones, sembradíos; promoviendo un ácido clima de inseguridad que se rubrica con miles de secuestros y atentados mortales, urbanos y rurales.

Ahora, en cumplimiento de promesa electoral, el mandatario conservador Andrés Pastrana Borrero, convoca a los dirigentes de cúspide de los rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para que participen en un diálogo pacificador que deberá devolverle a Colombia los estadios de tranquilidad y dignificación que merece, en la población de San Vicente de Caguán, sita en un área de cuarenta mil kilómetros, donde se retiraron los efectivos militares como garantía de las seguridades.

Las proclamas del mandatario Pastrana reiteran el compromiso de alcanzar estadios de desarrollo y justicia social en el olvidado campo colombiano que cancelan las causas profundas que impelen la violencia y afirmen los derechos humanos y el respeto a la dignidad de los ciudadanos.

De igual manera, intereses subalternos de traficantes de drogas subyacen en el conflicto, dado que en aquellas tierras obtienen la materia prima de su comercio maligno las que deben erradicarse, dándole oportunidad a los campesinos para sembrar cultivos alternos donde ganan el pan diario, sin degradarse.

El proceso armamentista guerrillero de Colombia ya alcanza cincuenta años y multiplicidad de acontecimientos dolorosos rubrican los enfrentamientos mortales, cuyos relatos publicara, con sistematización investigativa la periodista Olga Behar, donde puso al descubierto aspectos censurables de los eventos sangrientos, que deben superarse, de "las guerras de la Paz".

El diálogo se inició ayer con las palabras sinceras, valerosas, del presidente Pastrana; aún cuando el legendario jefe guerrillero Manuel Marín, alias "Manuel Marulanda Vélez", estuvo ausente y respresentado por tres de sus adláteres, donde se reafirma la buena fe; la decisión abroquelada de convenir la Paz en Colombia.

Los panameños, por razón de la vecindad fronteriza y la agilidad de nuestra vida comercial, hemos sufrido enfrentamientos violentos con disidentes y bandoleros; desplazados de el país vecino; acosados por paramilitares que operan con apoyos castrenses; situación de inseguridad que mantiene en vigilancia y cuidado áreas limítrofes, con efectivos de la Policía Nacional.

Ojalá los propósitos fraternales, pacificadores del diálogo, que envuelve el encuentro de autoridades en San Vicente de Caguán, culmine en la consolidación de la paz y la tranquilidad, haciendo desaparecer el morbo social de la violencia desatada; aspiración para la cual se requiere que las causas basadas que afloran la solución armada sean superadas, instaurando climas cívicos, justicieros, que provean pan, paz, y felicidad a todos los colombianos.

 

 

 



 

AYER GRAFICO
Hermosos balcones franceses en el Panamá de 1911


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, no coloco la basura en su lugar


OPINIONES




 

 

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