EDITORIAL
Colombia en pos de la paz armada
Colombia, república
hermana, con la cual nos unen lazos de fortaleza histórica, cuyo
quehacer y destino político signó la vida panameña
durante ochenta y dos años, se encuentra inmersa en una prolongada
guerra civil que desde 1948 reparte luto y dolor en los rincones de su geografía,
destruyendo instalaciones, sembradíos; promoviendo un ácido
clima de inseguridad que se rubrica con miles de secuestros y atentados
mortales, urbanos y rurales.
Ahora, en cumplimiento de promesa electoral, el mandatario conservador
Andrés Pastrana Borrero, convoca a los dirigentes de cúspide
de los rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)
para que participen en un diálogo pacificador que deberá devolverle
a Colombia los estadios de tranquilidad y dignificación que merece,
en la población de San Vicente de Caguán, sita en un área
de cuarenta mil kilómetros, donde se retiraron los efectivos militares
como garantía de las seguridades.
Las proclamas del mandatario Pastrana reiteran el compromiso de alcanzar
estadios de desarrollo y justicia social en el olvidado campo colombiano
que cancelan las causas profundas que impelen la violencia y afirmen los
derechos humanos y el respeto a la dignidad de los ciudadanos.
De igual manera, intereses subalternos de traficantes de drogas subyacen
en el conflicto, dado que en aquellas tierras obtienen la materia prima
de su comercio maligno las que deben erradicarse, dándole oportunidad
a los campesinos para sembrar cultivos alternos donde ganan el pan diario,
sin degradarse.
El proceso armamentista guerrillero de Colombia ya alcanza cincuenta
años y multiplicidad de acontecimientos dolorosos rubrican los enfrentamientos
mortales, cuyos relatos publicara, con sistematización investigativa
la periodista Olga Behar, donde puso al descubierto aspectos censurables
de los eventos sangrientos, que deben superarse, de "las guerras de
la Paz".
El diálogo se inició ayer con las palabras sinceras, valerosas,
del presidente Pastrana; aún cuando el legendario jefe guerrillero
Manuel Marín, alias "Manuel Marulanda Vélez", estuvo
ausente y respresentado por tres de sus adláteres, donde se reafirma
la buena fe; la decisión abroquelada de convenir la Paz en Colombia.
Los panameños, por razón de la vecindad fronteriza y la
agilidad de nuestra vida comercial, hemos sufrido enfrentamientos violentos
con disidentes y bandoleros; desplazados de el país vecino; acosados
por paramilitares que operan con apoyos castrenses; situación de
inseguridad que mantiene en vigilancia y cuidado áreas limítrofes,
con efectivos de la Policía Nacional.
Ojalá los propósitos fraternales, pacificadores del diálogo,
que envuelve el encuentro de autoridades en San Vicente de Caguán,
culmine en la consolidación de la paz y la tranquilidad, haciendo
desaparecer el morbo social de la violencia desatada; aspiración
para la cual se requiere que las causas basadas que afloran la solución
armada sean superadas, instaurando climas cívicos, justicieros, que
provean pan, paz, y felicidad a todos los colombianos.


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AYER GRAFICO |
Hermosos balcones franceses en el Panamá de 1911 |


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