CRIMENES FAMOSOS
¿Asesinato
o suicidio?

Max Haines
Compare
su veredicto con el jurado en este sensacional caso de asesinato
en tiempo de guerra.
Es hora de ser jurado otra vez. Usted está en Winchester,
Inglaterra, sentado en el jurado que decidirá el destino
del oficial de vuelo William Croft. El cargo contra el buen mozo
y joven oficial es asesinado. Fuera de la formal y vieja corte
ruge la Segunda Guerra Mundial. Adentro, todos los ojos están
en el acusado, el juez y los abogados.
Al igual que los hechos fueron revelados a la corte en los
años '40, la vida y amores del oficial de vuelo Croft
están expuestos aquí para que usted los contemple.
Rápidamente se enterará que Croft es un hombre
casado con dos hijos. De acuerdo con el acusado, su matrimonio
no era feliz. Su abogado, el Dr. Humphrey Edwards, declara que
su cliente permaneció casado por el bien de sus dos hijos.
El oficial de vuelo Croft estaba destinado en la base de la
Real Fuerza Aérea en Cornwall cuando conoció a
la Cabo Joan Lewis, una atractiva joven de Gales. La atracción
fue mutua. Pronto estaban durmiendo juntos en cada oportunidad
que se les presentaba, en las típicas hosterías
inglesas que salpican la pintoresca campiña.
Era obvio que Joan estaba total y locamente enamorada de William
Croft. El no hacía nada para desalentar a su amante. Los
testigos testificaron que Joan decía que William a menudo
le había dicho que si fuera libre se casaría con
ella inmediatamente. Otros testigos estaban seguros que Croft
simplemente disfrutaba del sexo y que no tenía la menor
intención de divorciarse de su esposa.
Lentamente, William se encontró inmerso en un enredo
amoroso que se le iba de las manos. Cuando los superiores militares
de Joan se enteraron de la relación, la transfirieron
a un destacamento en Devon. La separación no tuvo el efecto
deseado. Los amantes se las arreglaban para verse en cada oportunidad
posible.
Los compañeros de la Fuerza Aérea testificaron
que fue más o menos para esta época que William
empezó a hablar acerca de un pacto suicida. El y Joan
terminarían con todo saltando de un acantilado o baleándose
uno al otro. Nadie lo tomó seriamente.
Joan Lewis tenía el corazón destrozado. Ella
sentía que ella y William estaban destinados a pasar sus
vidas juntos. Cualquier otra cosa sería insorportable.
De acuerdo a William, él y Joan habían decidido
suicidarse. El firmemente había llegado a la conclusión
de que la vida sin Joan no valía la pena de ser vivida.
En una hermosa tarde de verano caminaron juntos a través
de la campiña inglesa. William había traído
un arma. La pareja se encaminó hacia una glorieta. William
apoyó el arma en su regazo. Acordaron, mientras estaban
allí sentados al sol, que quienquiera hiciera el primer
movimiento y alzara el revólver, balearía al otro
y luego volvería el arma hacia sí mismo.
William relató que todo estaba tal calmo y apacible
que se quedó adormilado. Sintió que levantaban
el arma de su regazo. Luego hubo el fuerte sonido de un tiro.
William se despertó por completo con un sobresalto. Joan
jadeaba a su lado, me duele. Necesito ayuda". William corrió
a buscar auxilio, pero había andado sólo unos pocos
metros antes que oyera el segundo disparo. Se volvió.
Allí yacía Joan, muerta. El primer disparo había
apuntado a su corazón, pero había errado. El segundo
entró en su cabeza arriba del ojo izquierdo y había
emergido delante de la oreja derecha.
William dijo que recogió el arma reglamentaria y apuntó
a su cabeza. Por más que lo intentó no pudo reunir
el coraje para apretar el gatillo. Entonces corrió a una
casilla de teléfonos, llamó a su oficial de servicio
y le dijo que había baleado a Joan Lewis. Para cuando
la policía llegó, había cambiado su historia
por la relatada aquí.
La Corte no creyó la historia de William. El abogado
de la fiscalía concedió que William y Joan podían
muy bien haber planeado un pacto suicida, pero era uno que William
nunca intentó realmente llevar a cabo. El se había
encontrado con una mujer que no tenía intenciones de dejarlo.
Para salir de sea difícil situación, decidió
matarla.
William baleó a Joan en el corazón pero erró.
Un segundo disparo en la cabeza fue fatal. En algún lugar
de su mente puede haber jugado con la idea de cometer suicidio
después de matar a Joan, pero como él mismo lo
admitió, le faltó coraje.
El disparo fatal en la cabeza carecía por completo
de quemaduras de pólvora. De acuerdo a los expertos, había
sido efectuado desde una distancia de por lo menos 45 centímetros
de la cabeza de Joan. Habría sido muy difícil para
una mujer gravemente herida hacer semejante disparo.
Para explicar la falta de quemaduras de pólvora, la
defensa teorizó e intentó probar que Joan se había
disparado en el pecho. Luego, bajo un dolor lacerante, había
dejado caer el arma, la cual se había descargado al chocar
contra el piso de la glorieta. Este segundo tiro había
encontrado su blanco en la cabeza de Joan. Los expertos en armas
testificaron que esta situación era altamente improbable,
pero admitieron luego de re examinarla, que era posible.
Tanto la fiscalía como la defensa, concordaron que
el que William sostuviera el arma o no contra su cabeza después
del hecho, estaba fuera de cuestión. Para ese entonces
Joan estaba muerta a manos de William, como sostenía la
fiscalía, o víctima de su propia mano, como sostenía
la defensa.
El juez que presidía concluyó explicando al
jurado que sólo se requería de una duda razonable
para absolver al acusado.
Usted está en el jurado. ¿Encontraría
a William Croft inocente o culpable? Para conocer el veredicto
vea abajo.
EL VEREDICTO
El jurado inglés presentó el veredicto de culpable.
El oficial de vuelo William Croft fue sentenciado a la horca,
pero esta sentencia fue más tarde revocada por la de cadena
perpetua.
Miller Features Syndicate Inc.
Distr. por Editors Press Service, Inc. 0328
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