MIENTRAS SE INTENTA UN ACUERDO Continúa ocupación del CICR en Bogotá
Un grupo de cerca de otro centenar de campesinos que se dicen son desplazados de sus terruños por la guerra interna que padece el país.

Bogotá
AFP
La ocupación de la sede del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Bogotá por cerca de un centenar de campesinos colombianos desplazados por el conflicto armado, que el martes ingresaron por la fuerza, continuaba este miércoles cuando se inició un primer acercamiento con el gobierno, comprobó la AFP. A instancias de una mediación del Procurador General de la Nación (ministerio Público), Jaime Bernal, en la mañana del miércoles se realizó un primer diálogo "de acercamiento" con el director de la Red de Solidaridad (un programa gubernamental de atención a los más pobres), Fernando Medellín, quien representa al gobierno del presidente Andrés Pastrana. Este primer acercamiento entre las dos partes se realizó luego de que en la noche del martes los ocupantes permitieran la salida de 33 de los 37 funcionarios del CIRC que permanecían retenidos. Los otros cuatro funcionarios, entre ellos el jefe de la delegación del CICR en Colombia, el suizo Rolin Wavre, pasaron la noche en el lugar, en calidad de "acompañantes" de los manifestantes. Tal como había sido acordado, los ocupantes permitieron en la mañana del miércoles el relevo de los cuatro "acompañantes" del CIRC. Ya en la calle, Wavre reafirmó en declaraciones a la AFP que el organismo internacional humanitario mantendrá su permanencia dentro de las oficinas del CICR a través de cuatro funcionarios que se relevarán cada 24 horas, "hasta que se solucione la situación". Sin embargo, y pese a que Medellín y los seis representantes de los ocupantes acordaron iniciar a partir de las 09H00 locales del jueves (14H00 GMT) las conversaciones formales para procurar una solución a la ocupación, varios de los campesinos que permanecen apostados en la calle se manifestaron en desacuerdo. "No nos vamos sin que nos den soluciones reales". "El gobierno siempre promete pero no cumple". "Aquí nos quedamos todo el tiempo que sea necesario", fueron algunas de las consignas que gritaron los campesinos que ahogaron las palabras de Medellín, comprobó la AFP en el lugar. La división de posiciones de los desplazados es tan evidente, que Medellín y Bernal se vieron obligados a exhortar a los campesinos a unificar criterios para poder avanzar en la solución de la ocupación. "Sus voceros deben tener legitimidad y no pueden estarlos cambiando a cada momento", dijo el director de la Red de Solidaridad, que además pidió a los campesinos que permanecen apostados en las afueras del edificio que despejen la calle, solicitud que fue recibida por éstos con airadas negativas y abucheos. Según el anuncio hecho por Medellín, quien insistió en que no todos los manifestantes son realmente desplazados y que varios de ellos ya han recibido atención gubernamental, a partir del jueves se empezará a analizar "caso por caso". La cita de hoy jueves entre Medellín, el Procurador Bernal y los seis delegados de los desplazados, se cumplirá en las oficianas de la Defensoría del Pueblo, según lo acordado este miércoles. Entre tanto el CIRC, que a raíz de la ocupación determinó el martes suspender todas sus actividades en Colombia, mantendrá esa posición hasta tanto se solucione la ocupación, reafirmó este miércoles el jefe de la delegación humanitaria. "Nosotros no somos parte de la negociación, y como tal no podemos continuar desarrollando nuestras actividades en Colombia mientras no haya una solución a esta situación", dijo Wavre a la AFP. Entre tanto, un grupo de cerca de otro centenar de campesinos que se dicen son desplazados de sus terruños por la guerra interna que padece el país, debido al enfrentamiento armado entre las guerrillas izquierdistas, los paramilitares de ultraderecha y las Fuerzas Armadas, permanecen acampados frente al edificio, en precarias condiciones. "Hoy (el miércoles) repartí cerca de 300 desayunos", aseguró a la AFP una de las mujeres encargadas de suministrar los alimentos a los manifestantes, que en las últimas 24 horas evidentemente se han multiplicado. "No se cuántos estamos aquí", admitió finalmente la mujer, de unos 35 años, que se encuentra en el lugar junto con sus cinco pequeños hijos.
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