TEMAS DE ACTUALIDAD
La Seguridad Nacional en manos de la empresa privada

Raymundo A. Moore W.
Hay quienes lloran como niños lo que no supieron defender como varones. Atrás, en otros tiempos, instituciones como el IRHE, el INTEL y el IDAAN, eran consideradas, con toda justificación, empresas estatales de seguridad nacional. Las dos primeras ya fueron transformadas en ente privadas, y la última todavía sigue en la mira golosa de las "chupasangre" transnacionales que desde hace tiempo le tienen ganas. No es mi intención analizar, aquí ni ahora, la razón de la privatización del IRHE ni del INTEL, pero sí me anima el deseo de resaltar la diferencia que existe entre una empresa estatal y una privada, donde aquella responde a los intereses, sociales especialmente, de los asociados, mientras que a ésta solo le interesa el sonido metálico, ininterrumpido, de su cajas registradoras. Cuando la ciudadanía lee o escucha noticias que dan cuenta de cortes de luz a instituciones gubernamentales cívico-sociales, como SINAPROC, Cruz Roja, y a albergues infantiles, la indignación general no conoce límites, por cuanto tal acción es una acto inhumano, cercano a la lesa humanidad, que no hay justificación que valga para explicar las razones de tales medidas. Con anterioridad, el dirigente de FENASEP, Leandro Avila planteó la renacionalización tanto del IRHE como del INTEL. Día atrás, un cronista de este diario, el señor Carlos Christian, infirió sobre esta renacionalización. Más recientemente, también hizo lo propio el expresidente Ernesto Pérez Balladares, quien retó o desafió a la mandataria Mireya Moscoso, para que se atreva a "echar para atrás" las respectivas privatizaciones. Posible o no, la situación es extremadamente delicada por cuanto la Seguridad del Estado panameño, hoy por hoy, está en manos de la empresa privada, ya que la generación, transmisión, distribución y comercialización de la energía eléctrica, corre por cuenta de transnacionales, mientras que las telecomunicaciones "cojean de la misma pata", haciendo sumamente vulnerable la seguridad del país, toda vez que cualquiera de esas empresas, por capricho o por sus muy particulares intereses, puede sabotear la paz y el sosiego nacional, y por ende, trastrocar la soberanía de la nación. Y si instituciones como la Cruz Roja, SINAPROC, y albergues infantiles fueron afectadas con un "corte" porque, según la empresa, "estaban morosas", ello no fue más que una advertencia a todo el aparato gubernamental, para demostrar con ello que ellos, los herederos del IRHE, puedan, cuando quieran, dejar al país en tinieblas, gústele o no a quien sea. Reto y desafío, la realidad es que el futuro de la seguridad nacional está en manos de la presidenta Mireya Moscoso, quien debe discernir entre la necesidad, y la posibilidad de renacionalizar la energía eléctrica y las telecomunicaciones, o exponer al país a un caótico deterioro social, por estar todos nosotros involucrados en el peligroso juego de hacer rodar un barril lleno de pólvora a través de un bosque que arde. ¡Au Revoir!
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