EDITORIAL
Perspectiva sombría
A pesar de que tenemos por delante un panorama sombrío por el alza de los servicios telefónicos, la luz y el inminente despido de 540 trabajadores en Puerto Armuelles, todavía tenemos un cierto grado de optimismo, porque esta situación no es peor que la crisis financiera que vivimos en los años 1988 y 1989, cuando la banca estuvo cerrada por más de 6 meses. El pueblo panameño tiene la madera de los que están hecho para los grandes sacrificios. En 1933, se rebajaron los salarios a los empleados públicos, incluyendo los maestros, como una proyección de la gran depresión que se vivía en el mundo. Períodos de crisis hemos soportado en todas las épocas, pero el pueblo se las ha ingeniado para seguir avante y no dejarse sucumbir ante la adversidad. El cierre de algunas empresas y las dificultades económicas de otras; las anunciadas manifestaciones de enfermeras, jubilados y pensionados, FENASEP y CONUSI, son puntos neurálgicos que se deben tomar en cuenta. El problema de Mocambo Abajo, la crisis de Colón y los bonos fraudulentos, el potencial cierre del Banco Hipotecario y los problemas no resueltos de Estrellamar & Providence y la situación del Hipódromo, son algunas de las anomalías que el Gobierno sigue postergando, como esperando que le caiga el maná del cielo para resolverse. Al pueblo panameño no le ha seducido esta vez el jolgorio y la irresponsabilidad de ciudad alegre y confiada. No ha vuelto a sonreír y esto deben tomarlo en cuenta los que gobiernan como un termómetro de que las juventudes están exhaustas y gritan su afonía, que son gritos del silencio a punto de un estallido social.
PUNTO CRITICO |
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