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TEMAS DE ACTUALIDAD
La incre�ble forma de mercadeo del g�aro en Panam�
Julio C�sar Caicedo Mendieta
Desde presidentes hasta curas en todo el planeta, dan fe de lo bueno que saben las cervezas, los rones y aguardiantes paname�os. Recientemente los Tribunales de instancia, dejaron claro, que el c�digo respectivo que rige en el Istmo no permite el monopolio ni mucho menos actividades monopol�sticas. Se entiende entonces que, as� como las chanceras de Calidonia y Perejil no deben "casar" los n�meros bajos que son de mayor demanda, con rifas clandestinas, as� tampoco las empresas que venden licores, pueden obligar a los empresarios de bailes, tiendas y cantinas, a vender l�neas de licores o mezcladores con sabor a cucarachas, casados con una cerveza o aguardiente de �xito, as� se interpreta el esp�ritu de lo que dice el papel, que aguanta y soporta lo que le pongan. Presidentes, curas y consumidores han llegado a las penosa y mustia conclusi�n que el grueso de las ventas de licores en Panam�, se logra bajo la genial forma de mercadeo llamada purgante, actividad parecid�sima al monopolio, pero que se dora con el sustantivo femenino: exclusividad. Es decir, como cuando la abuela pon�a en fila a los nietos en cualquier l�gubre ma�ana, a tomarse en forma exclusiva un batido de sen con coco y manita, nadie chistaba, pues tocaba tomarse el purgante. De la misma manera las empresas del g�aro mantienen cautivos al 67 por ciento de los paname�os (gente pobre, pobre) que asisten a bailes populares, a tomar los licores exclusivos, sin importar la preferencia de la ciudadan�a empobrecida, que ha perdido hasta la libertad de escoger las bebidas alcoh�licas que pueden llevarlo al descanso m�s apacible e imperturbable: La muerte. Lo m�s penoso de ese mercadeo con car�cter obligatorio, es que adem�s de privar de su libertad a la mesa consumidora de comprar con su plata lo que a ellos les d� la gana, las empresas vendedoras de g�aros han firmado a muchos artistas: cantadores y m�sicos que como celadores de la gleba, no les importa dejar de cantar o de tocar en el caso que aparezca en la sala una botella de bebida que no corresponde a la casa que lo compr� a �l como artista exclusivo. O sea que la plata que pagamos los cholos para ver un espect�culo, no vale nada y es como dec�an, somos una masa disponible para explotar a placer. En la Escuela de Econom�a, se daba mucha importancia al mercadeo. Se dec�a que la publicidad adecuada aumentaba enormemente las cantidades ofrecidas. Que la fuerza de ventas se ayudaba mucho con la calidad de la producci�n, de tipos de muestreos, de la telara�a de Marshall y de otro amasijo de leyes parecidas a las t�cnicas que a�n utilizan los vendedores de pastelillos en Capira. M�s vale que los profesores de ense�anza superior, finados ya: Alem�n Cal� y Jorge Isaac, no est�n con nosotros observando esta dictatorial y vergonzoso modo de vender el g�aro en Panam�.
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