El Ejército británico puso fin hoy a casi 57 meses de control sobre la provincia de Basora, en el sur de Irak, y cedió la responsabilidad sobre la seguridad a las fuerzas iraquíes.
Después de que el comandante de las tropas británicas, Graham Binns, y el gobernador de Basora, Mohamed al Waeli, firmasen el memorando de traspaso de la seguridad, cientos de militares iraquíes se desplegaron y establecieron puestos de control por toda la capital.