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EDITORIAL
Demasiados d�as libres
Angustia innecesaria vivi� el pa�s hace unas semanas, cuando las fuerzas contradictorias que rigen la Asamblea Legislativa debat�an sobre la eliminaci�n de los d�as puente. Los due�os del poder econ�mico quisieron impedir que se tirara por la borda esta idea, que les trajo fortuna y bienestar. Por otro lado, los pol�ticos que ostentan la direcci�n del Estado quer�an a toda costa ganar adeptos en el p�blico, eliminando esta iniciativa del gobierno pasado que, aunque no le gust� a la mayor�a, todos disfrutaron. Bien o mal, los d�as puente fenecieron. Por una de esas iron�as que tiene la vida, la semana que pas� casi toda se convirti� en puente. Las ciudades se paralizaron y aun cuando la empresa privada s� labor�, las efem�rides patrias y la muerte del ex presidente Demetrio Basilio Lakas tiraron sobre la actividad econ�mica una extensa pausa; la producci�n se movi� en c�mara lenta y todos los d�as juntos semejaron lo que todos sintieron como un gran domingo de fiesta. El actual gobierno ha sido criticado por los d�as libres. Sobre todo por querer tumbar los d�as puente que invent� el gobierno de Ernesto P�rez Balladares, aun cuando pareciera que la tendencia actual ser� la de repartir d�as libres como quien entrega caramelos. �Por qu� la mandataria Mireya Moscoso no decret� como D�a de Duelo Nacional uno de los d�as que ya eran libres, y paraliz� a las fuerzas productivas hoy, cuando ya han sido demasiadas las horas de inactividad? Dicen sus detractores que a la presidenta le gusta eso de decretar asuetos, y los 20 millones de balboas en p�rdidas que, seg�n los opositores, han causado todos estos d�as libres, es prueba de que el gobierno no est� tomando buenas decisiones, y el destino (por la muerte de Lakas) tampoco le ayuda. Tal vez sean exageradas las apreciaciones de quienes hablan de p�rdidas millonarias. Sin embargo, tambi�n es cierto que quienes gobiernan requieren de un poco de cordura. Mireya Moscoso debe recordar que el campo sensible de la econom�a paname�a, poco afecto a los desequilibrios y las sorpresas, necesita de mucha prudencia y de los cuidados de un paciente hortelano que sepa abonar la tierra para buenas cosechas en el futuro. Adem�s, los due�os del capital no son tan tolerantes como se quisiera, y no es saludable tenerlos del otro extremo de la espada, con la pared detr�s. Y es bueno recordar que el pueblo paname�o, poco propenso a la tracci�n productiva, es f�cil presa de la disipaci�n y el solaz, as� que no conviene para nada darle los motivos para quedarse en casa.
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PUNTO CRITICO |
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