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A ORILLAS DEL RIO
LA VILLA
El sem�foro y el desfile (II)
Santos Herrera
El 19 de octubre, como todos los a�os, desde temprano, el pueblo sac� de su ba�l, las camisillas y las polleras alcanforadas y se visti� de fiesta. Las calles eran hormigueros en las cuales predominaban la alegr�a y las sonrisas y todos se interesaban en retrotraerse a 1848 con vestimentas y costumbres de nuestros abuelos. A las ocho en punto, ese mundo de anta�o de tradiciones y de historia, arranc� del Paseo Enrique Geenzier, con la finalidad de iniciar el desfile a la hora exacta, porque esa era la voluntad del Comit� Organizador de la fiesta, que conociendo la gran cantidad de participantes, quer�a empezar temprano y tambi�n, temi�ndole a la llovedera de octubre, que hasta el 19, solamente hab�a dejado de llover un d�a. El recorrido como siempre consist�a en salir del Paseo Enrique Geenzier, hacia la Avenida Manuel Mar�a Correa, tomar la Avenida Antonio Burgos hacia abajo, llegar a la Avenida Herrera y subiendo, concluir frente a la Gobernaci�n de la Provincia, donde estaba ubicada una inmensa tarima, en la que se encontraban c�modamente sentadas las autoridades distritales, provinciales, nacionales, eclesi�sticas, el Comit� Organizador e invitados especiales. El desfile majestuoso, lleno de color y calor humano, lo encabezan el diablico del pueblo, ganador de la medalla de oro que luce orgulloso en su pecho, calzando una espectacular m�scara que representa una cabeza de vampiro que lucir� durante el a�o de su reinado y tambi�n por los diablicos limpios con sus vistosos vestuarios pol�cromos, con campanillas y espejos, liderados por su Rey, que es el Diablo Mayor. Los siguen escuelas, colegios, universidades, clubes c�vicos, sociales y deportivos, entidades gubernamentales, la empresa privada, juntas comunales, diversos sectores de Chitr�, Monagrillo y La Arena que no escatiman esfuerzos, trabajos y sacrificios, esmer�ndose cada uno de los participantes en hacer la mejor presentaci�n para satisfacci�n de los locales y los visitantes. La tradicional carreta con sus mansos bueyes, carros aleg�ricos llenos de fantas�a, grandes mesas empujadas por grillos mec�nicos; con una molienda de ca�a y la paila con miel hirviente; con la embarra de una casa campesina; con la venta escandalosa del Ingenio de Las Cabras; con una estremecedora condena al uso de insecticidas y plaguicidas; tamboritos, murgas e innumerables variedades. El ambiente de fiesta con sus multicolores matices y una alegr�a sana y pegajosa, conquista las calles. M�sica, fuegos de artificios y cohetes, bebidas y comidas, chicha de loja y dulces con banderitas, pollera y montunos, tambores y saxof�n, guaro y borrachos, inundan como marejadas al pueblo que se hab�a convertido desde horas tempranas, en una sola parranda colectiva. La naturaleza se mostr� bondadosa y aguant� el agua hasta la prima noche, lo que permiti� el desarrollo del desfile bajo un sol tropical. (Contin�a...)
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