Muerte, drogas y caos en las siniestras c�rceles colombianas
Agencias
Internacionales
Nubes de humo de marihuana flotaban por los h�medos y oscuros corredores de la famosa c�rcel La Modelo, de Bogot�, mientras dos guardias sacaban a la rastra a un convicto que fue dejado inconsciente a golpes y arrojado escalera abajo en una reyerta. Desde el cuarto piso, la imponente cordillera de los Andes puede ser vista sobre las gruesas murallas con alambre afilado en el tope y casetas de vigilancia con polic�as armados con mort�feros rifles de asalto. La Modelo fue construida en 1960 como una c�rcel modelo y para que fuera la joya de la corona del sistema judicial colombiano. Ahora se ha convertido en la m�s dura, m�s violenta y cr�nicamente sobrepoblada de las 165 penitenciar�as del pa�s, gan�ndose el oprobio de grupos defensores de derechos humanos. Las muertes son comunes, el uso de drogas generalizado y la corrupci�n entre los guardias tan normal que los delincuentes con m�s recursos terminan dando las �rdenes. Un cuadro similar se repite en la mayor�a de los deteriorados penales del pa�s, algunos de los cuales datan de la �poca colonial. "Esto es un corral muy hijue'puta. Un cementerio de los muertos vivos", dijo Wilson Gonz�lez, de 33 a�os, condenado hace cuatro a�os por posesi�n ilegal de armas, a Reuters en una visita efectuada a La Modelo el mes pasado.
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"Esto es un corral muy hijue'puta. Un cementerio de los muertos vivos", dijo Wilson Gonz�lez, de 33 a�os, condenado hace cuatro a�os por posesi�n ilegal de armas, a Reuters en una visita efectuada a La Modelo el mes pasado.
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