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En diversas ocasiones llegamos a las empresas llámense públicas o privadas y observamos que de cada 10, 4 son extranjeros.
Qué tristeza. Hay veces que salimos de nuestros hogares con la esperanza de conseguir -como decimos en buen panameño: una "chamba"-, sin lograr obtener ni el clásico "camarón".
Pero este no es el único caso, sino que hay veces que estando en tus labores diarias, te indican tus superiores que debes realizar un proyecto de cualquier índole, y al final es otra persona, quien se gana los créditos, hasta le pagan más por el trabajo que iniciaste tú con ahínco y empeño.
En otro caso parece ser que tus superiores ni te indican que viene tu reemplazo, y de la noche a la mañana quedas como un "tonto(a)", enseñándole a esa persona; uno por no ser egoísta lo hace, pero sin pensar que cuando el ciudadano se encuentre preparado para desempeñar el cargo, lo primero que hacen es despedirte... y por casualidad siempre es un extranjero.
Otro caso no es solamente de extranjeros, sino de otros ciudadanos que a pesar de ser panameño son catalogados de extranjeros; un ejemplo claro es cuando eres el creador de una X cosa, pero cuando pasan los meses por amiguismo pierdes lo que creaste, pero lo que no saben es que el mundo da muchas vueltas. Como reza el dicho: "Lo que es del César, es del César".
No tenemos nada en contra de los extranjeros ni queremos herir con este mensaje a los que buscan desenvolverse en este bello país, sino que a veces los jefes de recursos humanos cuando les toca decidir entre leer un curriculum vitae de un extranjero y el de un panameño, se inclinan por el de cédula E. |
