No es un edificio bombardeado en una guerra lejana. Es el que está frente a la Asamblea Legislativa de Panamá, que pese a las múltiples denuncias que este y otros medios han formulado, no hay autoridad competente que atienda las quejas y menos que resuelva el problema.
Es un foco de criadero de aedes aegyptis, de diversas otras alimañas, guarida de delincuentes y drogadictos, además del espectáculo vergonzoso que brinda a panameños y extranjeros que visitan la sede del principal Organo del Estado.
Las autoridades de salud, Ingeniería Municipal, el Cuerpo de Bomberos, SINAPROC, la Junta Comunal de Santa Ana, los propietarios del inmueble y los directivos de la propia Asamblea, han demostrado una desidia incalculable con este asunto.
Y como si fuera poco, también, el parque que está contiguo a la sede del Palacio Legislativo, está convertido en una verg�enza nacional. Otrora fue parque, fuente y hasta un pequeño zoológico, grandes y pequeños para solaz de esparcimiento.
Y la pregunta es �Quién le pone el cascabel al gato? Además de quién o quiénes se harán responsables de la desgracia que pueda provocar esta ruina en el pleno corazón de la ciudad capital. |