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Con una pañoleta floreada en su cabeza para protegerse del candente sol y cabizbaja pensando en sus problemas, una viejecita de tez negra espera paciente con una vasija de helado vacía, poder llevar algo de arroz, frijoles y pollo a su casa para poder comer.
No se trata de una orate, sino de una humilde "abuela" que por cosas de la vida, a su edad no cuenta con ingresos y se ha visto obligada a recurrir a la ayuda del comedor municipal para evitar morirse de hambre.
Como ella, cientos de miles de personas con viandas acuden a diario a la 5 de Mayo donde está ubicado el comedor que a las 11 y media de la mañana abre sus puertas a los necesitados.
Contrario a lo pensado por muchos, en la ciudad de Panamá, hay hambre. De enero a junio de este año, informes financieros revelan que el comedor municipal ha dado 16 mil 999 raciones a "indigentes", o sea personas que han perdido sus trabajos y no tienen sustento que llevar a su casa. Igualmente esta entidad ha asistido gratuitamente a parvularios, damnificados, madres embarazadas y "Los Años Dorados".
Para que una persona califique para obtener su comida, ésta no debe tener ningún ingreso económico. Una vez llega al comedor municipal, el caso es inmediatamente enviado a Desarrollo Social y ellos a su vez mandan una trabajadora social del corregimiento para que corrobore la versión del interesado.
"Aquí no se le niega un plato de comida a nadie, pero al segundo día, el estudio está hecho y se conoce si realmente necesita la ayuda o es un juega vivo", advirtió Nilsa de Caballero, gerente de Empresas Municipales.
Según la funcionaria, ahí no se atienden orates, piedreros o alcohólicos, pues para ello el Municipio de Panamá tiene un acuerdo en REMAR, de enviarle a estas personas para su tratamiento.
Una vez aprobada la ayuda, los beneficiados buscan su desayuno, almuerzo y merienda a diario, pero cada 15 días la trabajadora social hace meramente el estudio, y "donde se encuentra una familia que aunque sea venda chicha en los buses, ya se le descalifica porque está llevando algo a su casa", explicó.
Esta ayuda humanitaria cuesta, y para financiar cientos de miles de raciones de comida para el necesitado, el Comedor Municipal debe vender.
En la planta baja del edificio ubicado frente a la Pediátrica de la CSS, se encuentra el acogedor restaurante donde asisten desde obreros y transportistas hasta doctores y licenciados a disfrutar de ricas comidas caseras.
De enero a junio de este año, el Comedor Municipal ha vendido al contado unos 61 mil 298 platos de comida cuyo costo máximo es 1.25, lo cual ha contribuido enormemente a hacer frente a la demanda de viandas para los necesitados. Igualmente adelantó que para el 2003 se piensa hacer un comedor satélite en Pedregal.
La funcionaria fue clara al señalar que lo que se vende tiene que dar superávit para poder ayudar a la gente, "y se está dando", afirmó. Yo tengo que vender de 300 a 350 dólares diarios para poder que las que estoy dando allá, el costo me salga más bajo, explicó.
Según la directora del Negocios Municipales el plato de comida le está saliendo al comedor entre 42 ó 52 centavos, "entonces el que compra una comida, está ayudando a que coma uno que no tienen nada para comer", puntualizó. |
