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 Domingo 25 de junio de 2000


La prostituci�n destruye vidas

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Antonio P�rez M.
Cr�tica en L�nea

Entre el humo insoportable del cigarrillo y el perfume barato de mujer, estaba ella... sentada detr�s de una barra, sosteniendo en su mano derecha un trago de licor de un color oscuro.

Su rostro pesado por la cantidad de maquillaje, como tratando de esconder las arrugas y las ojeras, que son huellas palpables de la vida que ha llevado. Su cuerpo obeso es su peor desgracia, porque para la �nica profesi�n que ha desempe�ado en su vida, es casi imposible conseguir cliente.

Es por ello que ya no es alternadora, y se ha convertido en una alcoh�lica, quien con una sonrisa trata de ganarse la buena fe de los hombres visitantes del bar para que le regalen un trago.

Est� inmersa en una depresi�n que la ha llevado a intentar quitarse la vida en varias ocasiones. Sus hijos ni siquiera la conocen porque su profesi�n la oblig� a regalarlos.

Eso fue lo primero que dijo en una entrevista que acept� conceder para hacer este relato. Su nombre fue algo de poca importancia mencionarlo en nuestro escrito, pero se present� con el apodo de �La Fula�.

Se hizo alternadora desde que ten�a 14 a�os, su madre la obligaba a vender billetes clandestinos en los bares cercanos a su casa.

�Ten�a un cuerpo escultural, y no aparentaba ser menor de edad, y cuando me ve�an llegar los tomadores del bar quedaban con la boca abierta y me hac�an mil y una propuestas para tener una noche de placer conmigo�, dijo �La Fula�.

Ella nos dijo que se sent�a inc�moda porque a su corta edad era muy traum�tico que un hombre que pod�a ser su padre, le hiciera propuestas indecentes.

Todo esto se lo cont� a su madre y �sta le aconsej� que lo hiciera porque la vida estaba dura y de alguna forma ten�a que ayudar para llevar el sustento a la casa.

Nos dijo que su madre le present� a un hombre que le triplicaba su edad con quien tuvo que tener relaciones y hacerse su novia a la fuerza.

�Me compraba ropa de moda, y le daba dinero a mi madre cada semana, pero despu�s de un a�o todo esto termin� y me dijo que ten�a que ganarme la vida por mi misma y pagarle lo que me hab�a dado�, destac�.

As� fue que empez� el proceso de destrucci�n de su vida, vendiendo su cuerpo por dinero y manteniendo a este hombre, que seg�n ella, ya no vale la pena mencionarlo porque est� cinco metros bajo tierra.

Este relato muestra la radiograf�a de una vida destruida por la prostituci�n, pero tambi�n resalta que detr�s de esas mujeres de la noche, hay manos criminales.

Esas manos criminales en la mayor�a de los casos no pagan por sus delitos, y cuando son detenidos las penas que reciben son muy blandas y pueden salir libres al poco tiempo para seguir destruyendo m�s vidas.

El C�digo Penal describe estos delincuentes como proxenetas, y los mismos reciben una pena de un a�o de prisi�n, cuando se trata de llevar a la prostituci�n a mayores de edad.

En caso de menores la sanci�n es de tres a�os, y en caso agravante, de cinco a�os de c�rcel cuando se trata de ni�as menores de 12 a�os y ni�os menores de 14.

Para el fiscal Primero Superior, Juan Antonio Tejada, estas sanciones son muy leves, porque no justifican el da�o que estas personas le hacen a estos hombres y mujeres que inducen a la prostituci�n.

�No soy especialista en estos delitos, pero trabajo en un ministerio donde se imparte justicia, por lo tanto siento que a veces estamos amarrados con un C�digo Penal que da sanciones muy leves�, destac� el fiscal.

Por su parte, Carmen Dona Aven, asesora del Ministerio de la Familia, considera que las penas no est�n bien fundamentadas porque el incremento de las mismas se expresan para menores de 12 a�os, sin embargo casi el 95% de las adolescentes que est�n en la prostituci�n oscilan entre las edades de 13 a 18 a�os.

�Cuando una persona est� llevando a una joven al camino de la prostituci�n est� destruyendo la vida de esa persona, porque est� acabando con lo m�s importante: sus valores�, destac� el funcionario.

Indic� que una jovencita ya sea menor o mayor de 12 a�os al ser llevada al camino de la prostituci�n a la larga termina en las drogas, y tanta es la p�rdida de su autoestima que deja de sentirse como ser humano, tomando en muchas ocasiones el camino del suicidio.

Pero el camino de las drogas y el suicidio no es lo �nico que le espera a estas chicas, hay unas que prefieren buscar otro camino, convertirse en delincuentes y hasta homicidas, como un reflejo del odio profundo que le tienen a los hombres.

�En todo ese camino de mujeres, peleando derechos, aprendimos a hacer las cosas doblemente bien, para poder que los varones nos aceptaran que estamos haciendo algo, y qu� pasa con esto, que hasta para ser delincuentes son mejores que los hombres�, dijo Dona Aven.

Y es que estas mujeres delincuentes que se hacen en la prostituci�n se convierten en las denominadas �dormilonas�, y muchas de estas bandas est�n conformadas por menores de edad.

As� indagando conocimos a una de estas peque�as criaturas, delgada, cabello largo negro, como de un 1.50 metro de estatura y un tatuaje de una rosa roja en uno de sus hombros.

Fue un duro trabajo para lograr que aceptara conversar con nosotros, pero m�s fuerte nuestro poder de convencimiento, que su mirada intimidatoria.

Nos confes� que en su organizaci�n trabaja con hombres, porque son quienes hacen el trabajo pesado.

Estas jovencitas que se hacen pasar por prostitutas, cuando atrapan a un cliente, los duermen en un cuarto de ocasi�n y les quitan todas sus pertenencias.

�Nos hemos encontrado en situaciones en donde el cliente vive solo y nos llevan a sus casas, es all� donde solicitamos la ayuda de estos hombres maleantes, para dejarlos [a las v�ctimas] sin dinero y sin muebles�, agreg�.

Pero nuestra entrevistada es consciente que el camino de esta vida que ellas llevan es la c�rcel, y en ocasiones la muerte.

Todas estas historias y reflexiones es la muestra de un problema social que no es de ahora sino desde hace muchas d�cadas atr�s, pero cada vez se hace m�s grave y no hay qui�n lo pare.

Para Carmen Dona Aven, la responsabilidad no es s�lo de las autoridades, porque debe haber mucha colaboraci�n de la sociedad civil, es decir de los padres de estas jovencitas, quienes en su mayor�a son los primeros en inducir a estas criaturas -en ocasiones sin querer- a este oscuro mundo.

 

 

 

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Para Carmen Dona Aven, la responsabilidad no es s�lo de las autoridades, porque debe haber mucha colaboraci�n de la sociedad civil, es decir de los padres de estas jovencitas, quienes en su mayor�a son los primeros en inducir a estas criaturas -en ocasiones sin querer- a este oscuro mundo.

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