EDITORIAL
Vacas Locas
La existencia del primer caso de encefalopatía espongiforme bovina, conocida como “Mal de las Vacas Locas” en Estados Unidos, ha disparado las alertas en diversos países, incluso Panamá, que han cerrado sus fronteras a las importaciones de productos y subproductos de origen bovino, caprino y ovino.
Muchos restaurantes importan carne del mercado norteamericano, razón por la cual las autoridades del Ministerio de Desarrollo Agropecuario deben fortalecer la vigilancia epidemiológica en fincas y mataderos del país.
Frente a lo sucedido en Estados Unidos no hay que bajar la guardia, tomando en cuenta que Panamá no ha sido afectado por el “Mal de las Vacas Locas” y que los productos cárnicos nacionales gozan de un excelente status zosanitario, como bien advirtió la Asociación Panameña de Médicos Veterinarios.
La encefalopatía espongiforme bovina es una enfermedad degenerativa cerebral de las vacas que causa incordinación motora, inestabilidad en el animal y la muerte de éste en el término de seis meses.
El primer caso de la enfermedad se descubrió en el año 1986 y desde entonces se han registrado casos en diversos continentes. Miles de animales han sido sacrificado en Europa a causa del mal, que puede ser transmitido al ser humano.
A mismo tiempo, hay que resaltar que Panamá puede sacar ventaja de esta situación y los ganaderos del país pueden incrementar sus exportaciones y así lograr mayores divisas.
PUNTO CRITICO |
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