EDITORIAL
Maleantería
La situación que se ha dado en la Asamblea Legislativa en torno al debate del proyecto de Presupuesto General del Estado es vergonzoso. Nada justifica que se escondan por 15 días las proyecciones de ingresos y egresos, para tratar de sumar votos para una determinada propuesta. Ahora la Asamblea está en una carrera contra el tiempo, por algo que una legisladora calificó muy bien como una "maleantería política". Se comprende que los legisladores puedan utilizar tácticas permitidas para lograr que sus iniciativas o las de sus aliados prosperen, pero un parlamentario no puede desaparecer por arte de magia llevando consigo un documento público como es el proyecto de presupuesto. El responsable de esa situación debe dar una explicación convincente al pleno de la Asamblea y a la comunidad en general a la que le debe respeto, ya que ese tipo de actitudes son las que afectan la imagen del Organo Legislativo. El presupuesto es uno de los instrumentos fundamentales para el funcionamiento del Estado. Allí se incluyen las partidas necesarias para el desarrollo de obras para las comunidades y otros gastos contemplados para el año. Es una guía para los ministros y directores de entidades, que los orienta en torno a las metas que deben cumplir y los ajustes que se deben introducir. La demora coloca a la Asamblea en apuros e impide un debate profundo, ya que el proyecto debe ser aprobado antes del 1 de enero. En la práctica, los legisladores sólo tienen tres días para debatir un tema tan importante para el análisis del voluminoso presupuesto, cuyo monto es de 5,147 millones de balboas. La Constitución establece en su artículo 269, que si el proyecto no fuera votado a más tardar el 1 de enero, entrará en vigencia el presupuesto propuesto por el Ejecutivo, el cual lo adoptará mediante decisión del Consejo de Gabinete. Si la Asamblea lo rechaza, se prorroga automáticamente el presupuesto del ejercicio fiscal anterior, pero con las partidas para el pago de la deuda, inversiones y demás obligaciones contractuales del Estado contempladas en el proyecto rechazado. El cuestionamiento que se produce en torno al manejo del presupuesto, también alcanza a los aliados del oficialismo, que están proyectando una imagen de políticos insaciables cada vez que se requiere la aprobación de un proyecto conflictivo. Panamá requiere de políticos sensatos, que aporten de verdad y no de pedigueños que votan en determinada forma, dependiendo de la ventaja que puedan obtener. El voto debe ser emitido a conciencia, pensando en lo mejor para el país y no en líneas de partido o ventajas del momento, porque al final el pueblo es sabio y les pasa la factura al momento de las elecciones.
PUNTO CRITICO |
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