Cuánta diferencia pueden hacer 20 años.
A un día de cumplirse el vigésimo aniversario de la Invasión a Panamá, muchos recuerdan como si fuera ayer los bombardeos, el incendio de El Chorrillo, el saqueo masivo y el sitio de la Nunciatura para sacar a Manuel Antonio Noriega. Muchos aún sufren el haber perdido su hogar. Muchos aun lloran a un ser querido.
Pero al mismo tiempo, miles de jóvenes que ni siquiera habían nacido aquel día, y están cumpliendo hoy la mayoría de edad, se muestran indiferentes a todo lo relacionado a la invasión.
Si un panameño nació un 21 de diciembre de 1989, eso significa que hace dos años que ya es un adulto ante los ojos de la ley. Él y todos los que nazcan después son un producto de la generación Post-Invasión.
Puede parecer increíble para quienes vivieron esos dolorosos momentos, pero para la mayoría de panameños nacidos cerca de esa fecha -y más jóvenes- la invasión luce como un evento tan lejano como la Revolución Francesa o la Segunda Guerra Mundial. Pasó hace "tanto tiempo", que ni siquiera entienden el valor de seguir debatiendo sus causas y consecuencias.
Y si ni las generaciones que vivieron todo el período de la dictadura, la crisis de finales de la década de 1980, y la invasión han aprendido bien las lecciones que nos dejó todo eso, ¿cómo podrán evitar las siguientes generaciones cometer los mismos errores?
Por ello, es imperativo que las nuevas generaciones lean y absorban todo lo que puedan sobre la historia de su país. Una sociedad que ignora su pasado está condenada a tropezar con la misma piedra una y otra vez.
A diferencia de la separación de Colombia, el asesinato del Presidente Remón y el golpe de 1968, la invasión es un acontecimiento que -en términos históricos- ocurrió "ayer". Aún existen muchas personas Viva, Crítica en Líneas y lúcidas capaces de dar su versión sobre todo lo ocurrido, yc contar los antecedentes.
Las nuevas generaciones deben aprovechar las experiencias de esos panameños. Y los compatriotas de mayor edad están en la obligación de transmitir a sus hijos y nietos las lecciones de la invasión.
Veinte años después, vivimos en un sistema que llamamos democrático, pero que conserva muchos de los vicios y errores que plagaron la época de la dictadura. De hecho, pareciera que la clase política de hoy en día se conduce juntando los peores aspectos de sus antecesores de los tiempos de la "patria boba" y de la dictadura. Parece que no hemos aprendido nada.
Hay que aprender, entender, reflexionar y actuar para mejorar como nación.