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Lluvias y aludes dejan al menos 50 muertos y 15.000 damnificados en Venezuela

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Agencias
Internacionales

Las principales avenidas de la capital se transformaron en ríos caudalosos.

Miles de casas fueron destruidas por aludes, los muertos fueron trasladados en calaminas o en puertas arrancadas por la furia del lodo y la lluvia.

Las torrenciales lluvias generaron deslizamientos de tierras e inundaciones que mataron al menos 50 personas y forzaron a otras 120.000 a evacuar sus hogares, y paralizaron a gran parte de la nación.

"Era como un volcán", dijo Marina de la Malave, de 55 años, cuyo hogar fue barrido junto con automóviles, refrigeradores, sillas y otros utensilios.

"El río vino como una oleada", dijo de la Malave refiriéndose a los deslizamientos de lodo y la inundación que destruyeron su casa y las de sus vecinos, construidas precariamente en la ladera de una montaña.

Al menos 15.000 personas perdieron sus hogares a lo largo de la región norte de Venezuela y se espera que la cuota mortal de las lluvias aumenten, ya que los grupos de rescate aún no han alcanzado las áreas más afectadas.

Las autoridades declararon como áreas de desastre a nueve estados del norte del país y a la ciudad de Caracas.

Escuelas, bancos y oficinas del gobierno recibieron órdenes de permanecer cerradas y las autoridades urgieron a los residentes a permanecer en sus hogares.

Quienes perdieron sus hogares en barriadas humildes de las afueras de Caracas, deambulaban sin rumbo bajo la lluvia cubiertas por sabanas o bolsas plásticas de basura.

"La mayoría de los vecinos están muertos", dijo Marisabel Rodríguez, de 42 años, con la vox quebrada por el llanto, mientras permanecía cerca de una estrecha y lodosa quebrada en donde casas de bloques y laminas de zinc lucían tapiadas por la avalancha.

"Encontraron un niño sin cabeza, pero sin cabeza no se sabe quién es", indicó.

Caracas, capital situada en un valle a 1000 metros sobre el nivel del mar, parece una escena surrealista con calles cubiertas con lodo y arboles arrancados de raíz, los cuales fueron arrastrados cerro abajo de la cadena montañosa que separa la ciudad del mar Caribe.

Los residentes usaron palas para desenterrar sus vehículos de entre el barro y otros desechos, y en la urbanización de clase media de Los Chorros, la gente fue retenida en sus hogares por el agua que murmullaba a lo largo de las calles del vecindario.

El sistema de trenes subterráneos, el cual transporta alrededor de un millón de pasajeros a diario, fue inundado y gran parte quedó fuera de servicio por espacio de unas 10 horas.

La carretera que une a Caracas con el principal aeropuerto internacional del país fue cerrada debido a que uno de sus túneles quedó bloqueado.

En las afueras de la capital, en el barrio montañoso de Blandín, los residentes extraían a los muertos fuera de sus casas tapiadas por el lodo y los llevaban a la estación local de policías donde eran dejados tendidos fuera de la estación policial.

En el centro de Caracas, en tanto, cuadrillas de rescate utilizaban palas para tratar de alcanzar a tres personas atrapadas en un estacionamiento subterráneo.

Alrededor de 1500 damnificados, que perdieron sus hogares, la mitad de ellos niños, fueron ubicados temporalmente en el complejo deportivo Naciones Unidas, al oeste de Caracas.

Los funcionarios a cargo requirieron medicinas para tratar afecciones oculares y estomacales y se han hecho llamados públicos para que los venezolanos donen pañales, zapatos, mantas, agua y otros suministros para las víctimas.

Las lluvias, que han azotando por varios días casi todo el país, se intensificaron repentinamente en la noche del miércoles, unas pocas horas después de cierre de las urnas de votación de un referendo nacional sobre una nueva constitución.

El presidente Hugo Chávez, de quien se esperaba que ofreciera un discurso para celebrar la aprobación de la nueva Carta Magna, en su lugar, dijo: "Hermanos hoy no hay razones para celebrar".

El presidente tiene ahora en su agenda visitar las áreas de desastre en helicóptero tan pronto como el clima se lo permita.

 

 

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El presidente tiene ahora en su agenda visitar las áreas de desastre en helicóptero tan pronto como el clima se lo permita.

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