Su consistencia con el madero ha hablado por él en toda su carrera durante las Grandes Ligas, al punto de convertirse en uno de lo jugadores más productivos en esta década. Hablamos del panameño estrella de los Astros de Houston Carlos Lee, que año a tras año cumple con los requisitos de un verdadero cuarto bate.
Los números lo indican por sí sólo, desde el 2003 sólo ha fallado en una temporada en registrar tres dígitos en carreras producidas y fue en el 2004 cuando llegó a las 99 impulsadas.
Desde las temporadas del 2003 al 2007, "El Caballo" mantuvo una marca de 30 cuadrangulares y 30 dobles, en cada una de esas campañas. La misma fue cuando durante el 2008 sufrió una fractura en su dedo meñique, que hizo que terminara de manera anticipada uno de sus mejores años, donde se le había proyectado más de 40 jonrones y 140 impulsadas.
durante estas temporadas demostró su gran disciplina en el cajón de bateo, al tener un promedio de 70 ponches por campaña, lo que enseña su capacidad de contacto.
UN "CABALLO" SALUDABLE
Parte de su éxito en las Mayores, ha sido mantenerse alejado de las lesiones, un plus que lo hace mantener sus facultades por muchas más temporadas.
Carlos, desde la campaña de 2003, tiene un promedio de 153 juegos por temporadas, para un "average" de 31 vuelacercas y 109 carreras producidas.
Las temporadas del 2005 al 2007 han sido las únicas en su carrera donde ha jugado todos los partidos, la misma fue interrumpida por la lesión de su dedo meñique en el 2008, que sólo lo dejó participar en 115 encuentros.
Esta ha sido la lesión más grave en la carrera de este poderoso bateador, que hizo que la temporada 2009 fuera una gran incógnita en su producción.
AÑO DE RETOS
El inicio de la temporada 2009 no fue nada fácil, aún en recuperación de su fractura, sólo pudo producir 12 jonrones y 49 impulsadas en la primera mitad, que atentaba con su continuidad ofensiva que lo había caracterizado por 11 campañas en las Mayores.
Pero desde que inició la segunda vuelta, todo cambió y como el ave Fénix, resucitó de lo que sería su mala temporada, para ayudar a los Astros a meterse a la pelea en la división central de la Liga Nacional.
Al final de la segunda mitad, concluyó con 26 vuelacercas (octava temporada seguida con 25 o más) y con las 102 impulsadas (sexta en su carrera con más de 100 producidas).
Por otro lado, terminó con promedio de .300, siendo esta la séptima temporada en su carrera, lo que demuestra su disciplina detrás del plato.