Las reclusas del Centro Femenino de Rehabilitación de Los Algarrobos, en Chiriquí, han aprendido una nueva forma de ganarse la vida por medio de la confección de manualidades.
Ellas dejaron las lágrimas y la nostalgia por encontrarse privadas de libertad, y decidieron ponerse en acción y aprender un oficio que les ayude a resolver su vida cuando salgan de prisión.
María Luisa Pérez aprendió a hacer carretas con papel de revista y con goma, ella armó una que luego pintó con barniz para presentarla como trabajo final en su graduación.
La alegría que reflejaba esta joven que está detenida era tan grande, al punto que parecía que no estaba privada de su libertad, sino que era una oportunidad que la vida le está dando para volver con cosas positivas a su comunidad en el distrito de David, donde reside. Fue condenada a 80 meses de prisión, de los cuales ha cumplido tres años.
Mientras que Yamileth Gómez, en los 18 meses que tiene de estar detenida, ha aprendido a hacer almohadones, vestidos tejidos y muchas otras cosas más.
Estos cursos fueron dictados por la Autoridad de la Micro y Mediana Empresa (AMPYME) y 60 mujeres privadas de libertad fueron las beneficiadas.
Jorge Luis González, viceministro de AMPYME, explicó que se sintió satisfecho al ver que estas personas tienen una nueva oportunidad de salir adelante y es algo que nadie les podrá quitar nunca, y ahora le toca al pueblo en este nuevo Gobierno.
Cada una de estas personas tiene una historia diferente de su vida. Por diferentes razones han llegado a la cárcel, aunque la mayoría por delitos relacionados con drogas por tratarse de hacer dinero fácil, pero esto les ha costado muchos años de su vida.
En la cárcel, pierden sus familias, amigos y una imagen en la comunidad. Sin embargo, consideran que es un momento para reflexionar y para aprender de las lecciones que les ha dado la vida.