La desastrosa presentación de nuestra selección Sub-20 en el mundial de fútbol 2003 en Emiratos Arabes Unidos nos demuestra la cruel realidad de que apenas estamos en pañales en estas lides, de que la trampa reina en la FIFA, además de que se inflan demasiado a las figuras que muy bien nos pueden representar luego en otra cita internacional de este deporte.
Lo que más molesta es la actitud de algunos comentaristas deportivos, en especial de cierta televisora, que generaron demasiadas expectativas sobre unos muchachos que apenas surgen en esta rama deportiva. Pero hay que admitir que los chicos jugaron lo mejor posible, dentro de sus posibilidades físicas y técnicas, frente a equipos mejor preparados, con suficiente apoyo económico como Emiratos Arabes y Eslovaquia.
Por supuesto, la dirigencia futbolística panameña merece ser cuestionada por su inusual y tonta inocencia frente a su gestión en un mundial. Todo el mundo sabe que los árbitros están vendidos con el mejor postor, como vimos en este mundial en Dubai y en el pasado, cuando en Corea -Japón 2002 no se cantaron "fueras de lugar" o "penales" claros durante las semifinales de la Copa del Mundo.
Y es que eso de no darles lo justo en monetario a los chicos de la Sub-20, que eran cuatro mil balboas, por ser los primeros en pasar a un mundial de categorías, fue el primer aviso de que sólo irían a pasear y ver a los camellos desde el hotel en Dubai.
Confío, igual que otros aficionados panameños, que los muchachos de las Sub-20 serán excelentes figuras deportivas, siempre y cuando no tiendan a dañarse y a endiosarse como los hicieron ídolos del pasado en el boxeo, beísbol y el mismo fútbol.
Seguramente, para el mundial de Alemania en el 2006, los seleccionados Sub-20 tendrán buena participación y esos elementos deben ser aprovechados por Gary Stempel para ingresarlos en el equipo mayor.
Igualmente, hacemos un llamado a los comentaristas deportivos a que digan la verdad y muestren la realidad de nuestro fútbol, que ni siquiera puede ganarle a Costa Rica. |