Hay algo que todos debemos tener claro: lo que uno se gasta con el sudor de su frente, uno se lo gasta como le dé la gana. Eso está clarito.
Pero cuando metemos en la ecuación a hijos, esposa, deudas, mensualidades de la casa y el carro, la luz, el teléfono, el agua, la matrícula de la escuela y los imprevistos, cualquier persona que se llame responsable está obligada a hacer una reflexión y saber hasta dónde debe gastar en placeres.
Pero eso no parecen reconocerlo los ludópatas de este país, que no son nada escasos. Tampoco parece ser un tema de discusión para los chupateros, ni para los parranderos.
Ese es uno de los grandes problemas del panameño irresponsable. Ese que la mitadl del tiempo trabaja, y la otra mitad está viendo ansiosamente el reloj esperando la hora de salida para irse al arranque. Ese que cuenta los días para la quincena porque ya tiene planeadas las fiestas y las idas a la discoteca. Ese que cuando se da cuenta de que ya está limpio a 5 días de la próxima quincena, le echa la culpa de sus problemas económicos al jefe avaro, al gobierno que no sube el salario mínimo, a los ricos y al dizque "neoliberalismo".
Hay que ser responsables señores. Panamá sigue siendo uno de los lugares más baratos para vivir del mundo. El salario mínimo se "parte" a sus equivalentes en la gran mayoría de los países de América Latina, si no en todos. ¿Que la vida es más dura y cara ahora que hace 10 años? Indudable, pero deberían darse una vuelta por Haití y algunos países africanos, y visitar los barrios pobres, y darse cuenta de la desigualdad entre ricos y pobres. Eso sí es estar en la lama.
En Panamá todo lo queremos regalado y de la forma fácil. Y si el estilo de vida del "vivo" no nos resulta satisfactorio, recurrimos a toda una serie de excusas y culpables para justificarnos, en vez de (perdonen la expresión) "sacarnos el dedo".
No solo hay que trabajar para vivir mejor. También hay que saber qué cosas hacer con el dinero que resulten de utilidad. Hablamos del ahorro a largo y corto plazo, de las inversiones, de las compras necesarias para nostros y para nuestras familias.
Hagamos un análisis de nuestros gastos, y de esa forma tendremos una medida de cuánto nos sirve el sudor de nuestra frente. Si ganamos cierta cantidad de dinero, la pasamos bien durante una semana seguida y siempre estamos en dificultades económicas antes de cada quincena, entonces algo estamos haciendo mal.
No decimos a la gente que no se divierta. No somos aguafiestas para nada, pero todo con mesura.