A todo hombre le agrada tener en su hogar a una mujer que sea sensual en todo momento. Y es que ser parte de esa provocación, en cualquier rincón, es agradable.
Despertar con el deseo de encender a tu hombre es superrico, saber que después de unos guiños, besos y caricias lo que viene es el despertar de la pasión que lleva a un coito más que satisfactorio, por la sencilla razón de que en horas de la mañana se tiene más fuerza y ánimos.
La seducción es definida por muchos como un arte, y es que se necesita de mucha coquetería para lograr el éxito pensado y deseado. Ahora, no es un hecho inconsciente, sino que se planea, porque al final lo que quieres es que tu hombre se sienta atraído.
Lograrla sólo implica un delicado y sexi camina’o, una lencería de encaje, un coqueteo de ojos, una forma sensual de sobar el cabello, colocarse una toalla diminuta y caminar por todos lados antes de entrar a darte una ducha, en fin, eso depende de tu imaginación, y de qué tanto conoces a tu hombre, porque tienes que saber qué cosas lo ponen más activo, más dado a una entrega sexual.
Por otro lado, el tono de voz y la sonrisa están relacionadas con el misterio, al igual que los detalles inesperados y lo que se “insinúa”, lo que se encuentra en posición de ser desvelado.
Mantener el misterio está relacionado con lo sensual, lo que se aprende a través de los sentidos. Alimentar cierta ambigüedad es nutrir el deseo de uno en el otro, implica ser parte de sus fantasías, incrementa la imaginación y despierta la curiosidad. Pero no hay que confundir el misterio con ser misterioso.
También la seducción puede estar moldeada por el ambiente.
No es necesario estar siempre encerrado para que se dé una entrega apasionada, a veces, pensar que de pronto va a llegar alguien puede despertar mucho más la excitación de lo que se tiene pensado.
Lo bueno de la seducción es que te permite estar en contacto amoroso con tu pareja, que ambos sientan que se trata de la primera entrega, de aquella en la que ambos conocieron cada punto de su piel.
No se debe olvidar que el deseo se encarna, cobra vida a través de la fantasía. Si no hay fantasía no hay sensualidad satisfactoria posible.
Una cosa sí es cierta, el erotismo, la seducción siempre resultarán interesantes, sin importar minutos u horas.