En octubre del año 2006 se registró en Panamá la peor tragedia en materia de salud pública en la historia republicana. Una sustancia venenosa, altamente dañina, llamada dietilenglicol, fue utilizada como materia prima para hacer medicinas en la Caja de Seguro Social.
Cuatro años después, la cifra de muertos alcanza las 158 personas y los afectados suman 1, 677, según las cifras oficiales. Otros 1, 488 expedientes son revisados para confirmar si existe alguna relación con el mortal químico.
Los afectados directos e indirectos de esta tragedia sufren diariamente un calvario. La misma sociedad panameña ha sido afectada profundamente. Los estragos de esta sustancia en el cuerpo de los envenenados produce consecuencias catastróficas cada día que transcurre.
Y el Estado en términos generales ha sido ineficiente en el tratamiento de la tragedia. Los afectados no cesan de quejarse por el pobre trato que reciben del Seguro, los familiares de las víctimas claman justicia y el Ministerio Público ha sido incapaz de presentar un buen caso, en el que los culpables paguen por el daño causado.
La CSS ha hecho otro llamado a los afectados para que se presenten a la institución el jueves 11 de noviembre, con el fin de explicarles una nueva estrategia para mejorar su atención médica.
Parece una buena iniciativa, solo que ojalá esta vez no ocurra lo mismo que las anteriores. La sociedad panameña exige que haya de una vez por todas una política nacional de atención para estas sufridas personas. ¡Se la debemos!