Las labores de rescate de las víctimas de los deslizamientos e inundaciones continúan en Costa Rica, a pesar de la incesante lluvia, mientras el país vive bajo alerta máxima y duelo nacional su peor emergencia en años.
Los últimos informes oficiales indican que hay al menos 22 muertos, 12 desaparecidos, 114 comunidades afectadas y unas 2, 600 personas en 46 albergues temporales, mientras 135, 000 personas siguen sin servicio de agua por la ruptura de una importante tubería.
Al mismo tiempo, se han iniciado campañas de solidaridad para tratar de llevar ayuda humanitaria a varias comunidades que se mantienen incomunicadas.
La gravedad de la situación es tal que la iglesia local se convirtió en una morgue provisional a la que los cuerpos rescatados del barro son llevados para ser identificados.
La presidenta costarricense, Laura Chinchilla, llegó al lugar para constatar los daños y expresar su solidaridad con las familias de las víctimas.
"Estamos profundamente impactados por el dolor de tanta gente, pero con la esperanza de gente que trabaja sin pensar en el sueño y el cansancio", afirmó.
La emergencia que vive Costa Rica a causa del temporal es tan grande que las autoridades han tenido que dividir esfuerzos.