El Barcelona no tuvo ayer suficientes argumentos futbolísticos para sumar una victoria ante el Rubin Kazan ruso, a pesar del incesante dominio que ejerció durante buen parte del partido, y sumó un empate sin goles que no le aclara, definitivamente, su pase a la siguiente ronda.
Los de Pep Guardiola tuvieron las mejores ocasiones para decantar el partido a su favor, especialmente en un remate de Zlatan Ibrahimovic que repelió el poste en el minuto 3, pero cedieron en los últimos minutos ante el empuje del equipo tártaro, bien plantado en el campo y con un buen tono físico.
Un rival parapetado en torno a su portería, una temperatura ambiental bajo cero, hierba demasiada alta y un equipo muy rocoso en frente. Todos fueron inconvenientes para el actual campeón de Europa, el Barcelona.