En su momento fueron el relevo generacional que después llevó a los Yanquis a un dominio total en la segunda mitad de la década de los 90.
Estos jóvenes eran Derek Jeter, Mariano Rivera, Andy Pettitte y Jorge Posada, jugadores que nunca pensaron en el legado que dejarían en Nueva York.
Quince temporadas después se han convertido en figuras legendarias que estarán en la eternidad del béisbol mundial.
EL GRAN CAPITAN
Con sus batazos y jugadas en momentos oportunos, Derek Jeter se ganó el respeto de sus compañeros y de su organización, al punto de que se convirtió en su capitán.
Honor que no tenía un jugador de los "Mulos" desde la temporada de 1995, cuando Don Mattingly la dejó vacante.
Ya con seis temporadas en este puesto, se une a inmortales como Babe Ruth, Lou Gehrig y Thurman Munson, como el capitán 11, en 108 años de historia de la franquicia neoyorquina.
Caracterizado por su bateo a la banda contraria, posee un promedio de por vida de .317, con 224 cuadrangulares y 1068 carreras empujadas.
Esto se añade a 10 juegos de estrellas, tres guantes de oro y 2747 imparables, que son suficientes para entrar a Cooperstown.
CERRADOR DE LUJO
Mariano Rivera con un inicio incierto en su carrera, al no resultar como abridor, dejaría a todos con la boca abierta.
Ni el más experto de los críticos habría pronosticado que este panameño sería el mejor relevo en la historia de las Grandes Ligas.
Su control, su velocidad y su dominio del plato le ayudan a superar cada día el duro desafío en la posición de cerrador.
Sus 526 salvamentos lo ratifican como el segundo de la historia, detrás de Travor Hoffman, con 591 rescates.
Pero esto es sólo un detalle con los 39 salvamentos (líder en este departamento) y 0.75 de efectividad en postemporada.
Unido a 10 invitaciones al "Clásico de Medio Año" y cuatro premios como el mejor relevista del año de la Liga Americana (1999, 2001, 04 y 05) lo convierten en el más grande de todos los cerradores.
EL ZURDO DORADO.
Andy Pettitte, con sus 229 victorias en 15 temporadas, refleja lo exitoso de su carrera en el montículo.
Tan sólo en su segunda temporada (1996) llegó a 21 triunfos, lo que lo puso en el segundo lugar por el premio de Cy Young.
También ha estado en dos encuentros de estrellas, en 1996 y 2001, siendo el abridor por la Liga Americana.
Además, tiene en postemporada 19 triunfos (sin el resultado de ayer) para ser el mejor en este departamento.
Lo único que le faltaría es conseguir un premio Cy Young para completar una carrera llena de éxitos.
GARANTIA EN EL PLATO.
A pesar de estar en una posición muy complicada, Jorge Posada se ha convertido en uno de los receptores más ofensivos en la actualidad en la Gran Carpa.
Sus 243 cuadrangulares y 964 remolcadas son testigos de su eficacia con el madero.
Sólo superado por Iván "Podgue" Rodríguez y Mark Piazza, los receptores más ofensivos en los años 90.
Posada puede gritar a los cuatro vientos que estuvo con los grandes: Roger Clemens, Randy Johnson, David Wells y David Cone, futuros salones de la fama.
Su capacidad de llevar a los lanzadores y su aceptable defensa lo han llevado a cinco Juegos de Estrellas.
Ahora, Posada, Pettitte, Rivera y Jeter son los veteranos, que en pocos años le pasarán la batuta a los Canó, Cabrera y Teixeira para que sigan con la grandeza Yanqui.