Se trata de uno de los edificios característicos en la provincia atlántica. En sus primeros años fue una fábrica de helados y comisariato del Ejército estadounidense. En el lugar, la población civil de Colón se hacía de víveres, principalmente productos lácteos y carnes.
Luego que fue abandonado por los norteamericanos, los menesterosos se apoderaron del sitio e, incluso, llegaron a provocar un incendio que lo deterioró.