MUNDO Abren investigación sobre masacre en Costa de Marfil

Abiyán
EFE
El nuevo gobierno de Costa de Marfil ha ordenado una investigación sobre el asesinato de 50 jóvenes, identificados como miembros de la opositora Reagrupación de los Republicanos (RDR), cuya fosa común fue hallada antenoche cerca de Abiyán, la capital financiera del país. Los titulares de las carteras de Interior, Justicia y Defensa, en el Gabinete del presidente Laurent Gbagbo, visitaron ayer, sábado, la tumba, encontrada en un bosque cercano a Yopougon, localidad de barrios obreros al norte de esta ciudad, y prometieron que el Gobierno "investigará rápidamente" el asunto. Gbagbo formó ayer un gobierno de unidad nacional tras ser confirmado como presidente, después de cruentos enfrentamientos entre los seguidores de su partido, el Frente Popular de Costa de Marfil (FPI), las fuerzas de seguridad y los simpatizantes de la RDR, que dejaron en tres días 215 muertos. Un sobreviviente de la matanza de Yopougon, que se identificó sólo por su primer nombre, Ibrahim, denunció a efectivos de la Gendarmería como los responsables de la misma. Ibrahim dijo que los gendarmes lo detuvieron el pasado jueves junto con otros ocho jóvenes, obligaron al grupo a desnudarse y tras golpearlos con bastones los llevaron en un camión, ya cargado con cadáveres, a aquella localidad, donde los fusilaron. El joven, miembro de la etnia norteña dioula y de religión musulmana, dijo que salvó la vida gracias a que se tiró al piso junto a los cadáveres. "Parecía que los tiros no iban a terminar nunca, quedé bañado en la sangre de los que caían a mi alrededor", relató Ibrahim, quien aseguró que "cuando los soldados se fueron, todos mis amigos estaban muertos...yo era el único sobreviviente". "No puedo acusar a nadie todavía", dijo el ministro marfileño del Interior, Emile Boga Doudou, al ser interrogado por los periodistas sobre la responsabilidad de la Gendarmería en la matanza, aunque afirmó que "la investigación será exhaustiva..nadie está por encima de la Ley". La matanza se produjo durante los disturbios causados cuando el líder de la RDR, Alassane Ouattara, rechazó la proclamación presidencial de Gbagbo, que triunfó en las elecciones del pasado domingo. Ouattara y otros trece dirigentes políticos no pudieron participar en los comicios porque el Tribunal Supremo impugnó sus candidaturas. Los simpatizantes de Ouattara, un antiguo primer ministro de Costa de Marfil, se manifestaron en las calles de Abiyán y otras ciudades marfileñas para rechazar la presidencia de Gbagbo y solicitar una nueva convocatoria a elecciones en la que no haya proscritos. La violencia política adoptó un tinte étnico y religioso, ya que Ouattara es musulmán, y tiene el apoyo de las poblaciones que siguen el Islam en el norte del país, mientras que Gbagbo es cristiano del sur. Durante los disturbios, militantes de uno y otro bando incendiaron mezquitas e iglesias, respectivamente. Los enfrentamientos entre la RDR y el FPI habían sido precedidos de motines, duramente reprimidos por las fuerzas de seguridad y en los que murieron unos 60 partidarios de Gbagbo, el pasado martes. Gbagbo fue el único candidato de importancia que disputó las elecciones al jefe de la junta militar que gobernó hasta ayer en el país, general Robert Guei, y llevaba la delantera de votos al anunciarse los primeros cómputos cuando este último disolvió la Comisión Nacional Electoral (CNE) y se declaró el vencedor de los comicios. El candidato socialista convocó entonces manifestaciones populares que forzaron a Guei a abandonar el poder después de que la mayor parte del Ejército se pasara al bando de Gbagbo, cuya victoria en las urnas fue confirmada luego por la CNE. Guei subió al poder tras un golpe de Estado militar el 24 de diciembre de 1999, el primero desde la independencia de Costa de Marfil en 1960 y que llevó el caos político al, hasta entonces, país más próspero del oeste africano.
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Guei subió al poder tras un golpe de Estado militar el 24 de diciembre de 1999, el primero desde la independencia de Costa de Marfil en 1960 y que llevó el caos político al, hasta entonces, país más próspero del oeste africano.
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