EDITORIAL
Promesas incumplidas e incoherencias
Un sentimiento de frustración se advierte en el pueblo panameño por una serie de promesas incumplidas y que están deteriorando la imagen del actual gobierno. Los cinco millones de balboas para la restauración del Instituto Nacional y el incumplimiento de una ayuda significativa a los pueblos de la frontera colombo-panameña han levantado un ambiente de incredulidad para todo lo que provenga del sector oficial. Es lamentable que esto esté ocurriendo y que deteriora la gestión administrativa del oficialismo que como siempre sigue cayendo en las incoherencias. Otra anomalía es la forma de la Presidenta, Mireya Moscoso de desautorizar a sus Ministros. El Premier ha reiterado en enésimas ocasiones que no permitirá el cierre de calles, sin embargo la mandataria reprocho a la Policía Nacional el supuesto uso excesivo de la fuerza cuando los institutores bloquearon calles y avenidas propiciando el vandalismo escolar. El país no puede seguir con funcionarios que un día dicen una cosa y mañana otra. Tampoco las autoridades judiciales que amparan a los delincuentes, sobre todo si son menores de edad y para los cuales existen los derechos humanos y al momento de ser aprendidos, les ocultan el rostro para proteger su identidad. Aparte de ello, los corregidores ponen en libertad a los antisociales con pagar una irrisoria multa, lo que frustra los esfuerzos de la Policía al capturar a estos delincuentes. El Gobierno tiene que meditar sobre esta política errática y los desaciertos que son la tónica dominante.
PUNTO CRITICO |
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