FAMILIA
Desmayos afectan más a las mujeres

Tomado de
CNN
Si hay algo que puede arruinar el día a cualquier persona es un mareo. De hecho, una gran parte de ellos ocasiona desmayos, que normalmente afectan con mayor frecuencia a las mujeres. Aunque este problema puede estar ocasionado por muy distintas causas, los mareos más comunes son los denominados funcionales, que tienen su origen en la tensión nerviosa y la ansiedad. Según Charo Antón, del Centro de Estudios Neurológicos Varela de Seijas, de Madrid (España), la peculiaridad de estos mareos es que sin ser graves crean un gran malestar, ya que suelen durar todo el día y están acompañados de una enorme sensación de inestabilidad. En la mayoría de los casos es necesario recurrir a los ansiolíticos para erradicarlos. "También son habituales los provocados por disfunciones en el órgano que regula el equilibrio", añade la experta. Este órgano es el laberinto, que está ubicado en el hueso temporal y junto al oído interno. Su misión es recoger toda la información sobre las posiciones y movimientos que realiza una persona. "No siempre está claro por qué se genera una disfunción en el laberinto, pero cualquiera de ellas provoca los mareos más terribles, que implican nauseas y vómitos. Es el peor mareo desde el punto de vista de la sintomatología", añade. Los especialistas suelen emplear antivertiginosos o sedantes suaves para combatir las sensaciones que produce. En muchos casos es necesario realizar un trabajo de rehabilitación de este órgano que consiste en enfrentarlo a los movimientos que provocan el problema. "Dentro de esta modalidad hay otro tipo de mareo leve, pero que también es muy molesto. Se trata del vértigo posicional paroxístico, que está ocasionado igualmente por una determinada postura que siempre que se repite produce el mareo", añade. BAJADAS DE TENSION El síncope es otra modalidad más. Aparece cuando el sujeto está expuesto a un calor excesivo o en situaciones tan peculiares como la presencia de sangre. Surge porque se estimula el sistema nervioso vegetativo y se produce una bajada repentina de la tensión arterial y la frecuencia cardiaca. La experta asegura que puede ser grave, especialmente si se repite con frecuencia, ya que eso denotaría que existe algún problema en el sistema nervioso. Tras un síncope también pueden ocultarse problemas cardiacos, como las arritmias, especialmente las que comprometen las llegadas de sangre a los órganos. Tanto si se ha sufrido uno como si se repiten habitualmente, conviene consultar a un neurólogo o a un cardiólogo para encontrar el factor desencadenante. También hay mareos de origen vascular. La raíz del problema está en que la sangre no llega adecuadamente al tronco cerebral, lo cual es propio de situaciones como las que ocurren cuando una persona ha sufrido un infarto o un ictus. Más habituales que éstos son los mareos de origen epiléptico -por una disfunción en la corteza cerebral- y los post-traumáticos, es decir, los que se producen después de haber sufrido un golpe en la cabeza. En este último caso, los pacientes presentan cuadros similares a los del mareo provocado por un exceso de ansiedad, puesto que son muy inespecíficos y pueden llegar a durar todo el día, lo cual afecta directamente a la calidad de vida de quien lo padece. Antón afirma que los mareos son más frecuentes en las mujeres que en los hombres, si bien afirma reconocer que no hay argumentos claros que puedan explicar el porqué de esta situación. "Esto ocurre especialmente en los relacionados con disfunciones en el laberinto. Quizá puede estar debido a que las mujeres experimentan más patologías cervicales que los hombres", añade. Al tener menos masa muscular que los varones, las mujeres cuentan con una menor protección en toda la columna, lo cual deriva en este tipo de patologías cervicales y en mareos.
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El síncope es otra modalidad más. Aparece cuando el sujeto está expuesto a un calor excesivo o en situaciones tan peculiares como la presencia de sangre. Surge porque se estimula el sistema nervioso vegetativo y se produce una bajada repentina de la tensión arterial y la frecuencia cardiaca.
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