Los devotos del Cristo Negro dieron muestras de su fe, llegando de rodillas hasta la iglesia de San Felipe de Portobelo y otros laceraban su piel con la cera que sus acompañantes le hacían caer sobre sus espaldas.
La procesión duró casi cuatro horas en un recorrido de apenas 600 metros, debido a que se desarrolla con tres pasos hacia adelante y dos hacia atrás, como meciendo la imagen del "negrito de Portobelo", como lo describió uno de sus grandes devotos: el cantante boricua Ismael Rivera.