Para algunos ciudadanos caminar o manejar bicicleta, correr, hacer gimnasia o aeróbicos es como una moda. Una ola que va y viene. No forma parte ni de su cultura ni de su forma de ser.
Invertimos más tiempo en fiestas, en correrías de fin de semana por las discotecas y las playas, en el cultivo de una buena salud mediante los ejercicios físicos. Cuando somos jóvenes pensamos que las energías van a durar para siempre, y que nada ni nadie nos acercará a la enfermedad y la muerte.
Pero nos equivocamos. El cuerpo humano no es una máquina indestructible; todo lo contrario: es una pieza mortal en la naturaleza, nació para morir; viene al mundo para desaparecer. Lo interesante es que cada cual debería preocuparse por hacer que esa salida de la escena demore lo más que se pueda.
Y eso se logra cuidando el envase llamado cuerpo. Con buena dieta, con ejercicios físicos, con mimos y tratamiento continuo.
Sólo de esa manera seguiremos siendo útiles a la sociedad en la que estamos inmersos. No podemos cerrar los ojos y andar por el mundo como si fuéramos a vivir para siempre, llenando nuestras venas de humo y alcohol, y sin saltar a la cuerda aunque sea, como cuando éramos niños y niñas. |