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FAMILIA
Cuando la confianza es el mejor remedio
Agencias
Internacionales
El miedo a perder la privacidad ante sus padres es la mayor barrera entre adolescentes y médicos. A ningún joven le gusta que sus cambios físicos o psicológicos sean el tema de conversación familiar durante el almuerzo familiar. Mucho menos que su padres se enteren de todos los pormenores de su crecimiento, incluyendo sus inquietudes más íntimas. Es que en esta etapa los chicos son extremadamente reservados. Sin embargo, tanto silencio puede ser un obstáculo a la hora de tomar cuidados para su salud. Así lo demuestra un estudio realizado por S. Jean Emans, especialista en medicina juvenil del Children Hospital de Boston. Tras investigar a más de dos mil adolescentes estadounidenses, desde el noveno al duodécimo grado, Emans encontró que alrededor del 8% de ellos había evitado ir a un médico por miedo de que sus padres pudieran averiguarlo. En contraste, aquellos que tenían una relación de confianza con estos profesionales y la certeza de que estos no revelarían lo discutido en la consulta presentaron un poco más del doble de probabilidades de solicitar atención profesional sin el conocimiento de sus progenitores. "La confiabilidad que pueda representar el médico no sólo significa que el joven puede despejar dudas y solucionar problemas inmediatos de salud, sino que también es una forma de crear cultura en materia de prevención", explica Ivonne Rivas, ginecóloga infantil y del adolescente de la Clínica Las Condes, en Santiago, Chile. Si ellos confían en que sus doctores mantendrán su privacidad intacta, estarán más dispuestos a acudir a la consulta para practicarse exámenes regulares y para discutir temas como el alcoholismo, la drogadicción, el tabaquismo, las enfermedades de transmisión sexual y la anticoncepción para evitar el embarazo. Sin embargo, "la mayoría de las naciones más pobres no invierten grandes recursos en la salud de sus jóvenes", agrega Ricardo García, psiquiatra de la Universidad de Chile. Esto se debe a que durante esta etapa ellos no presentan enfermedades importantes. Sin embargo, la experiencia dice que muchas problemas de salud de los adultos pudieron prevenirse con una consulta temprana. Los tópicos ligados a la sexualidad son los que más complican a los jóvenes en sus visitas al médico. En general, tienen muchas dudas no resueltas, mitos y temores que necesitan asesoramiento. Sin embargo, la mayoría prefiere no aclararlas si esto significa que los padres invadirán su intimidad. El estudio de Emans concluye que las probabilidades de hacerse un examen pélvico se triplican en las muchachas sexualmente activas cuando tienen confianza en su médico. Rivas expresa que las muchachas que han tenido la posibilidad de visitar regularmente a su doctor, demuestran mucha madurez y sentido de responsabilidad cuando se trata de su cuerpo. "Ellas toman con gran seriedad sus cambios, los esperan y los disfrutan", dice. La especialista agrega que muchas jóvenes asisten a la consulta por un tema y una vez que están frente al profesional revelan cuál es el motivo real de su visita. "Aquí es importantísima la sabiduría del médico, pues en general es éste quien debe descubrir las inquietudes de la paciente", explica. Por ello, el estudio de Emans demuestra, además, que los especialistas deben ser claros y directos con los adolescentes respecto de sus reglas de confidencialidad. Esto es de suma importancia, sobre todo cuando se trata de temas como drogadicción, tabaquismo y enfermedades de transmisión sexual. Generar la confianza en los jóvenes obliga a tratarlos con respeto y dirigirse a ellos como adultos. Además, los médicos deben poner reglas a los padres para que entiendan que la información de salud confidencial discutida entre ellos y el adolescente debe permanecer en privado. Excepto en las circunstancias serias, donde el bienestar del paciente está en peligro. A pesar de que desde el año ´40 los profesionales de la salud se han ido especializando en el tema de los adolescentes, es muy común que todavía éstos sean atendidos por el pediatra o pasen directamente al médico de adultos, lo que dificulta su atención.
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